Faltando menos de un mes para el día D de la segunda vuelta, las encuestas muestran que Keiko Fujimori habría remontado la ventaja que inicialmente tuvo Ollanta Humala.Tengo la impresión de que las encuestadoras siguen teniendo un sesgo más tirado hacia lo urbano. Dado que el bastión de Ollanta es el aún subestimado mundo rural, es posible que todavía conserve alguna ventaja. Sin embargo, es harto verosímil que Keiko acortó distancias
¿Por qué ha ocurrido esto? Porque la coalición de intereses que combate a Ollanta, luego de un comienzo vacilante, superó sus pudores, se alineó con Keiko, encontró la agenda de temas para arrinconar al nacionalista y comenzaron a imponerla desde los medios que controlan, que son casi todos.
Pero todo eso era absolutamente esperable y casi natural. A partir de extraer fragmentos de su Plan de Gobierno, han puesto un conjunto de temas contra Humala. Los cargos que le hacen pueden ser más o menos ficticios, pero se resumen en dos grandes temas: el candidato amenaza el crecimiento económico, y es un peligro para la libertad de prensa y a la democracia.
El problema con el campo de Humala es que, a pesar de que fue el primero en tomar la iniciativa y en recibir apoyos desde otros actores políticos, después se ha dejado absorber por la agenda de sus adversarios. Ha limitado sus mensajes a un cansino y ambiguo levantamiento de los cargos contra él. Perdió iniciativa, replegó sus propuestas, diluyó su propia agenda.
Asegurar que continuará el “modelo económico”, prometer que no tocará ni una pestaña del actual oligopolio mediático, reclutar técnicos de centro, ofrecer que las sobreganancias mineras serán tocadas moderadamente, todo eso puede, quizás, aplacar la ira de adversarios que no dejarán de serlo.
Pero al vasto electorado popular y de las clases medias se llega más con mensajes detallados y vibrantes sobre los precios de las medicinas, del gas, de los alimentos, de la educación, del crédito para los productores, de los servicios de telefonía, luz y agua y sobre el nivel del salario y el acceso al trabajo.
Decía un conocido encuestador que en el Perú el voto tiene una lógica social y económica. Olvidar eso, y dejarse envolver por la agenda adversaria, no es buen camino hacia el día D.
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