martes, 13 de diciembre de 2011

Ante la renuncia de Lerner y los cambios en el Gabinete: ¡Construyamos alternativa popular desde la izquierda!

Ante la renuncia de Lerner y los cambios en el Gabinete: ¡Construyamos alternativa popular desde la izquierda!



La renuncia de Salomón Lerner al premierato, y el nombramiento de Oscar Valdés en su lugar, cierran una etapa del gobierno de Humala. La interrogante es cuáles serán las características del nuevo periodo. Por las declaraciones y el desempeño del flamante Premier frente a la protestas de Cajamarca contra Minas Conga, así como por  las declaraciones del Presidente Humala, ya no sólo se trata sólo de una clara opción a favor del gran capital y las inversiones (“el crecimiento”, en el lenguaje políticamente correcto), sino la entronización de un estilo autoritario en el tratamiento de las luchas sociales: la detención arbitraria de los dirigentes cajamarquinos, la congelación de las cuentas del Gobierno Regional de Cajamarca, además de la declaratoria del Estado de Emergencia, son una advertencia a los líderes, lideresas y movimientos sociales sobre lo que pueden esperar en el futuro.

La formación militar del Presidente y su nuevo Premier son una anécdota, no la causa de este giro autoritario. El agotamiento del Gabinete Lerner evidencia la precariedad de la “mayoría” articulada en la campaña de la segunda vuelta, una mayoría construida en torno a personalidades e individualidades y, probablemente, buenas intenciones, pero, en muchos casos, sin articulaciones ni compromisos claros con las mayorías que aspiraba a representar.

Muestra también el agotamiento de la fórmula de “cambiar algo para que no cambie nada”. La Ley de Consulta y el Gravamen Minero fueron dos gestos importantes. Pero los cambios que aspira la gente requerían más que gestos. Se requería voluntad política para impulsar una reforma del Estado que lo librara de lobistas y funcionarios preocupados más por quedar bien con las empresas que por garantizar los derechos de los ciudadanos. Se requería voluntad política para reimpulsar la descentralización, otorgando verdadero poder y capacidad de decisión a gobiernos regionales, más allá de los temores de los tecnócratas limeños. Se requería voluntad política para reconocer y proteger los derechos laborales. Se requería voluntad política para impulsar los procesos de Zonificación Ecológica y Económica y Planes de Ordenamiento Territorial donde la voz de la gente fuera tomada en cuenta. En fin, se requería voluntad política para tomar en cuenta la voz de los pueblos en las decisiones que concernieran a sus territorios, sus recursos, sus vidas.

El gobierno es responsable de la falta de voluntad política y del poco diálogo con las autoridades y dirigentes cajamarquinos; pero una mayoría precaria y poca voluntad política para imaginar pistas y osar salidas ante la presión de los poderes fácticos, es responsabilidad de todos nosotros, en especial de una izquierda demasiado atada a las sombras de su pasado. Si algo tiene de útil el golpe de timón en el gobierno, es recordarnos que para realizar transformaciones significativas, no basta un líder y una mayoría electoral, ni la maniobra oportuna en la asamblea o el discurso incendiario en la plaza. Requerimos construir nuevas articulaciones, fortalecer organizaciones sociales y organizaciones políticas, aprender a trabajar juntos y juntas más allá de temporales protagonismos, aspiraciones personales o de pequeños grupos. ¡Refundemos la izquierda y avancemos hacia el frente único tantas veces frustrado!

Si el Presidente Humala ha querido dar un mensaje con el nombramiento de Oscar Valdés, debemos prepararnos para responderle desde los movimientos sociales y las organizaciones de izquierda: Señor Presidente, ¡no cejaremos en la lucha por la defensa de los derechos, por la defensa de la vida, de la autodeterminación de los pueblos, por la construcción de una patria diferente!

Movimiento por el Poder Popular

Lima, diciembre de 2011

martes, 29 de noviembre de 2011

Solidaridad con Cajamarca/ Pronunciamiento del MPP

CAJAMARCA, PERU Y LATINOAMERICA AFIRMAN SU DIGNIDAD  
LA VIDA, LA LLUVIA NO SE VENDEN  
SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DEL PUEBLO DE CAJAMARCA CONTRA LA IMPOSICIÓN DEL PROYECTO "MINERO DE LA CONGA"  
 
El MPP, como corriente organizada del movimiento popular peruano, quiere expresar su más profundo respaldo a la causa que hoy moviliza a vastos sectores de la población de Cajamarca. Esta movilización expresa la indignación popular frente a la pretensión de imponer "si o si" el proyecto de inversión de gran minería de Conga. Todos los actores del país debemos tomar conciencia que por el camino de la imposición, del abuso y de uso de la fuerza del Estado, no se pueden lograr más que fracturas y profundización de la violencia y la injusticia social. Así no vamos a ninguna parte.  
  
Hacemos un llamado a todas las fuerzas organizadas, y a los ciudadanos y ciudadanas en general, a movilizarnos de forma continua, pues es la lucha contra el capitalismo "extractivista" que se busca imponer y que afecta y cruza a todo el país.  Esta es una lucha que ha marcado y marcará la lucha social peruana en las últimas y próximas décadas. Desde el Arequipazo, pasando por Bagua, Tía María, Majaz, Tambo Grande, Rio Corrientes  y ahora más recientemente Andahuaylas y Cajamarca. Todo el país invadido por la voracidad de las grandes mineras y petroleras y al mismo tiempo miles y miles de peruanos resistiendo y afirmando su propio camino de desarrollo o Buen vivir.

Los sentimientos y aspiraciones de amplios sectores del pueblo peruano afectados por las grandes empresas petroleras, mineras y otras extractivas, deben leerse como un justo pedido de respeto a sus casas, a sus territorios y fundamentalmente a su derecho a decidir en cualquier situación que afecte significativamente sus vidas y su entorno. Acompañamos y saludamos el valor y dignidad que tienen pobladores, autoridades locales e incluso sectores consecuentes del actual gobierno cuando denuncian el chantaje del lobby minero, sus consultas amañadas y sus estudios de impacto ambiental pagados por "ellos mismos".

El gobierno debe asumir que tiene la ocasión de escuchar la justeza de la causa de los pueblos que resisten a la invasión de las empresas extractivas. Dialogo sí, pero con respeto a los pueblos, con respeto al derecho a la vida y la decisión de la gente. Y con respeto a su derecho de expresar su protesta de modo pacífico.

Ninguna vida humana, ningún sistema de vida, puede calcularse únicamente desde el lenguaje simplista y empobrecedor del "costo-beneficio" y de la "valorización monetaria". Ahora que miles y miles repiten y cantan en toda América Latina los versos de los hermanos de Calle 13 en su canción "Latinoamérica": "No se puede comprar la lluvia, no se puede comprar el sol, no se puede comprar mi alegría, no se pueden comprar nuestras vidas", reafirmamos nuestra principio que sostiene el incalculable valor de la dignidad. La dignidad no forma parte de viejas retóricas izquierdistas o de culturas arcaicas, es más bien es una actitud y una práctica bien concreta que se debe celebrar y practicar en el Perú y en todo el mundo.

Es la hora de la unidad de todos los sectores populares en esta lucha y todas las luchas contra los abusos de las grandes empresas extractivas. Exigimos coherencia al gobierno que prometió la gran transformación.

¡Vivan las luchas del pueblo peruano!

Movimiento por el Poder Popular

Lima, 24 de noviembre de 2011

El país que soñamos/ Movimiento por el Poder Popular












EL PAÍS QUE SOÑAMOS
Luchamos por un país y un mundo socialistas, donde la solidaridad, el buen vivir, el bienestar colectivo, la justicia y el respeto de la diversidad humana y de los sistemas de vida, sean una realidad.


Nos negamos a asumir que el capitalismo depredador y excluyente, y las formas políticas construidas en torno al mismo, sean “el fin de la historia”, la máxima posibilidad de realización de la sociedad humana. Reconocemos que las revoluciones populares triunfantes en el siglo XX constituyeron una esperanza liberadora, a costa muchas veces de un enorme sacrificio individual y colectivo. Pero en esos procesos, la promesa de liberación individual y colectiva no fue satisfecha, el mito del desarrollo, la lógica industrializante que puso a las personas al servicio de la economía, emparentó los proyectos socialistas realmente existentes con el capitalismo.

Hoy asumimos el reto de reinventar la palabra socialismo, de darle nuevos contenidos, nuevas prácticas, nuevos horizontes. Requerimos construir un proyecto de sociedad enraizado en nuestra historia, en nuestra gente, aportando desde nuestras particularidades a la lucha mundial contra el capitalismo hegemónico.

Queremos un país donde las personas puedan trabajar creativamente dentro de una economía justa, diversa, y en armonía con la naturaleza. Donde trabajo y alegría no sean experiencias contrapuestas. Una sociedad en la que todos nos reconozcamos como ciudadanos con derechos y deberes y en la que la diversidad sea reconocida como un valor. Una sociedad donde todos practiquemos una ética solidaria.

Queremos un país donde el hambre, el analfabetismo, el abuso de los poderosos, sean sólo parte de la historia, pero donde todos y todas conservemos la memoria, reflexionando sobre lo que fuimos y lo que aspiramos a ser. La lucha no es sólo contra la opresión política y económica, la liberación de la humanidad tiene múltiples dimensiones, que incluyen la lucha contra el patriarcado y contra todas las formas de discriminación (étnica, religiosa) que bloquean las transformaciones que aspiramos.

Queremos un país donde lo colectivo como valor y como práctica no signifiquen una nueva forma de opresión, sino sean la condición y el incentivo para la realización y la libertad individuales.

El reto del momento es construir alternativas al capitalismo extractivista que nos condena a reproducir una economía dependiente y primario exportadora. Requerimos imaginación y voluntad para encontrar nuevas formas de organización de la economía, de articulación de la sociedad, que enfrente y resuelva los problemas históricos de desigualdad, pobreza y exclusión, pero sin caer nuevamente en la estrechez de la mirada desarrollista, industrializante. No se trata sólo de cambiar el modelo, se trata de cambiar el sistema.

Reconocemos que en este terreno, hoy todavía tenemos más preguntas que respuestas. Pero las preguntas se resuelven en la práctica, no en la contemplación. Construiremos el país y el mundo que soñamos día a día. Nos inspira la utopía, pero creemos que el futuro se construye transformando el presente. La lucha del presente, además, es por superar un orden social y una cultura individualista y agresiva, que corroe la convivencia humana, que genera múltiples opresiones, el desprecio por lo público, el deterioro del ambiente por el consumismo y la búsqueda de ganancias.

Reivindicamos la construcción del Poder Popular como el espacio principal de acción política, como el medio de articulación de hombres y mujeres en un proyecto transformador común y a la vez diverso, heterogéneo. Reconocemos y fomentamos las diversas formas de resistencias y creación de alternativas que son expresión del poder popular. Estas formas están presentes hoy. No requerimos inventarlas, no somos los iluminados que llevamos la luz al pueblo, reconocemos la capacidad de resistencia, creación y transformación de nuestro pueblo, su capacidad de impulsar procesos capaces de cambiar el presente, y de sentar las bases para un nuevo país, para construir otros mundos posibles.

Queremos un país en el que todos y todas participemos activa y organizadamente en los procesos de toma de decisiones, en el que el Estado sea sólo un administrador, pero no el centro del poder ni la fuente de la coerción sobre otros y otras. El poder popular no se agota en una estrategia para la victoria electoral. Requerimos construir nuevas mayorías y nuevas hegemonías, no sólo en el terreno electoral, sino en las múltiples dimensiones de la vida.

miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Unidad, movilización y organización popular para profundizar los procesos de cambio que el país necesita!

El Movimiento por el Poder Popular (MPP) se constituye recogiendo la tradición de lucha y aspiraciones del pueblo peruano por un país con justicia social, democracia plena, y sin exclusiones. Nos declaramos socialistas, nos oponemos al capitalismo como sistema que genera desigualdades e injusticia, y orientamos nuestro accionar social y político al fortalecimiento de las organizaciones populares y la construcción de una democracia radical, siempre bajo el horizonte de que las grandes transformaciones sociales son realizadas por el pueblo organizado desde abajo.

Durante las pasadas elecciones presidenciales, si bien no fuimos parte de Gana Perú, no dudamos en apoyar la candidatura del hoy Presidente Ollanta Humala. Frente a la posibilidad del retorno del fujimorismo al gobierno y la prolongación por cinco años más de políticas de máximas ventajas para los grandes empresarios y las transnacionales, mínimos derechos para los trabajadores, clientelismo social para los más pobres y el extractivismo más brutal que acaba con nuestro medioambiente y la vida de comunidades y pueblos costeños, andinos y amazónicos, no podíamos ser neutrales y estuvimos junto a ese vasto sector del pueblo que se movilizó enarbolando las banderas de cambio.

Sin embargo, reconocemos que este gobierno, si bien abre la posibilidad de un giro significativo en las relaciones de poder y en la correlación de fuerzas, aún mantiene el modelo de “inclusión social con crecimiento económico” que no es otra cosa que el fallido “capitalismo con rostro humano”.

Consideramos que las iniciativas políticas lanzadas en las primeras semanas del gobierno de Gana Perú, si bien se presentan como expresiones de cambio en las políticas a favor de las mayorías, son aún insuficientes. El nuevo gobierno no responde suficientemente a nuestras expectativas de democracia participativa, autonomía y enfrentamiento a los poderes fácticos (cúpulas de la iglesia, medios de comunicación, altos mandos militares, grupos de poder económico, etc.), y de una propuesta de "Buen Vivir" que reconcilie de modo profundo la actividad humana con nuestro ambiente.  

No obstante, ante las aspiraciones de los poderes fácticos de imponer su agenda, queriendo decidir el rumbo económico, político y social del país, no podemos sino movilizarnos activamente para frenar en las calles el intento de la derecha de gobernar sin haber sido elegida en las urnas por el pueblo, pero manteniendo nuestra independencia política.

En ese sentido, reconocemos en primer lugar que los procesos de transformación no son posibles si sólo se miran desde los estrechos marcos gubernamentales, institucionales, sin la construcción de una correlación de fuerzas que desde abajo vaya generando de manera organizada los cambios que se requieren. Aún tenemos que recorrer un camino largo que hemos apenas iniciado y que no podrá realizarse sin la movilización, la lucha popular, la construcción de iniciativas autónomas que desde la lógica de alianza y lucha, asumiendo el carácter contradictorio de todo proceso, hagan avanzar en esos cambios al gobierno y la construcción de un proyecto alternativo de país.

De igual manera, manifestamos nuestro respaldo a la gestión de la Alcaldesa Susana Villarán, la misma que viene siendo objeto de una campaña desestabilizadora, promovida por los mismos que perdieron las elecciones y que gobernaron Lima haciendo grandes faenones y negociados, manteniendo a miles de ciudadanos en la marginación, y que hoy pretenden impulsar una revocatoria espuria. Con la misma firmeza, señalamos también nuestras observaciones a la gestión municipal: la propuesta de gobernar nuestra ciudad de manera honesta, democrática e inclusiva, requiere más audacia e iniciativa para involucrar activamente a los ciudadanos y ciudadanas y sus organizaciones en el diseño e implementación de los cambios ofrecidos.

Por ello, nos sumamos a la marcha cívica-popular de este 12 de octubre en respaldo al cumplimiento de las promesas electorales hechas por Gana Perú en beneficio de las grandes mayorías y hacemos un llamado a los sectores de izquierda y a las organizaciones populares a mantenernos vigilantes y movilizados, no solo para garantizar las reformas impulsadas desde el nuevo gobierno sino para profundizar procesos de cambio y defenderlos de los ataques de la derecha y los grupos de poder, que sin duda alguna harán todo lo posible para mantener sus privilegios.

Apoyo crítico, desde nuestra autonomía, desde la organización y proponiendo el impulso de una Asamblea Constituyente que genere la discusión y movilización en torno a los cambios en la Constitución pero sobre todo en la construcción de un proyecto popular alternativo.

¡Por la construcción de un Perú nuevo en un mundo nuevo!
¡Lucha y organización para alcanzar el Socialismo!
¡Creando, forjando Poder Popular!

Lima, Octubre de 2011

Movimiento por el Poder Popular

domingo, 9 de octubre de 2011

Ecuador y Bolivia frente a la colonialidad del Capitalismo Verde/Katu Arkonada y Alejandra Santillana



 En Ecuador y Bolivia, procesos desde donde hablamos y en los que militamos, enfrentamos el complejo reto de cambiar el curso de la historia entre el Norte y el Sur, que nos ha otorgado desde la colonia y el surgimiento de los Estados incompletos y fallidos, el trágico papel de exportadores de materias primas.

Extractivismo y colonialidad

Como sabemos el capitalismo funciona históricamente y de manera diferenciada tanto en lo territorial como en la configuración de relaciones sociales y en la existencia de una exterioridad, que corresponde a lo que Marx denominó una acumulación originaria del capital. Pero esto no estuvo presente solo en una primera fase de constitución del capitalismo, sino que se volvió parte de la expansión y construcción de hegemonía del mismo. El capitalismo por lo tanto coexiste tanto con ciclos de acumulación originaria y producción de exterioridad como con ciclos de acumulación ampliada. La producción de exterioridad significó para nuestros países el anclaje entre capitalismo y colonialidad, porque fueron nuestros territorios los que en la división internacional del trabajo constituyeron las colonias de donde se extraían recursos naturales y se transfería valor hacia el Norte. En efecto, el capitalismo construye y agudiza en forma de progreso y desarrollo, la necesidad de una exterioridad, un afuera que se refiere a la formulación de la naturaleza como esfera de explotación que se articula a la lógica de acumulación.

Los actuales procesos por los que atraviesan Ecuador y Bolivia se encuentran marcados por este sentido histórico, cuya matriz extractivista adquiere nuevos revestimientos y matices en un contexto de crisis de los países del Norte y arremetida del capitalismo para mercantilizar lo que queda del mundo de la vida y poder someterlo a los mercados especulativos.

Capitalismo verde

Este nuevo pacto ha significado el regreso a un principio ideológico del capitalismo, la creencia de que es dentro del mismo sistema que se pueden perfeccionar y reducir los costos y la coexistencia con la crisis. El producto más prolífico y perverso de este pacto es sin duda el capitalismo o economía verde que aparece como respuesta a la crisis climática, pero que constituye una nueva estrategia de acumulación y ampliación de mercados esta vez, verdes. El capitalismo verde se asienta sobre un nuevo pacto colonial, que pretende transferir la responsabilidad de la crisis climática a los países del Sur, bajo la intención de imponernos mecanismos como la Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación Forestal (REDD) y otras estrategias vinculadas con el mercado del carbono, los agrocombustibles y los organismos genéticamente modificados (OGM)[1], a la par que las empresas y los países del Norte pagan ínfimas cantidades de dinero para que los países del Sur reduzcan sus emisiones, mientras ellos siguen emitiendo gases de efecto invernadero que contaminan al mundo.

No es sólo que la exterioridad colonial del capitalismo ha significado que sea con nuestros recursos y mano de obra que los países del Norte puedan crecer e industrializarse en un primer momento de acumulación originaria, sino que durante más de 500 años hemos ido actualizando esa injusta división internacional del trabajo. En el actual momento histórico y a nombre de que nuestro camino al desarrollo genera contaminación, el Norte ha decidido negarnos la posibilidad de que soberanamente podamos alcanzar lo que en 200 años de Estados incompletos jamás pudimos, justicia social. Los mecanismos del capitalismo verde niegan derechos legítimos de los sectores subalternos en el Sur, asignando un precio a los servicios del ecosistema y desarrollando mercados para estos servicios, como el agua, las tierras o el carbono de nuestros bosques y tierras comunales, así como iniciando una nueva fase de privatización de la naturaleza que relega al Estado a una función de regulador del mercado y que reduce los problemas de la degradación medioambiental a un plano de soluciones tecnológicas, creando nuevos mercados orientados a vender la tecnología de los países del Norte a nuestros países en el Sur.

La economía verde antepone el principio del negocio y del lucro por encima de cualquier consideración social. No hay más que ver las propuestas sobre agua que propone el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, UNEP por sus siglas en inglés,

“(…) además de satisfacer necesidades humanas básicas de agua potable, la inversión en el sector del agua es también un buen negocio. A nivel mundial, el mercado de la eficiencia del suministro de agua y saneamiento se estima en 253 mil millones de dólares y aumentará a 658 mil millones en 2020. La inversión estimada de 15 mil millones de dólares americanos por año para alcanzar la meta de los ODM de reducir a la mitad paria el año 2015 el porcentaje de personas sin acceso sostenible al agua potable y saneamiento básico, podría generar beneficios económicos por un valor de 38 mil millones de dólares al año, en donde los beneficios solamente para el África subsahariana serían de 15 mil millones”[2].

Otro argumento para rechazar la economía verde es que reemplaza el concepto de cooperación internacional por el de inversiones, así como el de países donantes por países inversionistas, y promueve la prevalencia de los partnerships basados en criterios de negocios por encima de la cooperación Norte y Sur. Esto tiene una implicación en los recursos para la financiación del desarrollo de los países del Sur, porque los recursos financieros para la economía verde vendrán de mecanismos financieros que movilizarán recursos del mercado de capital internacional emitiendo bonos de largo plazo que serán pagados por los países donantes en 20 o 30 años; recursos destinados ya no a la cooperación sino a inversiones inmediatas en los países en desarrollo en campos como agua “cuyas tasas de retorno son extremadamente favorables y rápidas”[3].

Ecuador y Bolivia

El capitalismo verde es parte fundamental del nuevo ciclo del capitalismo, un ciclo en el que se utilizan procesos de acumulación originaria para mantener el sistema capitalista, lo que David Harvey denomina acumulación por desposesión. Es la forma territorial y espacial que el sistema capitalista desarrolló para volver mercancía toda esfera de la vida, y es el mecanismo para configurar nuevos territorios, procesos de desterritorialización y reterritorialización cuyo objetivo central es la acumulación y la ganancia y no la reproducción de la vida.

En ese contexto, los procesos que se plantean la superación del neoliberalismo como transición hacia el Buen Vivir o Vivir Bien en cuanto a horizonte de descolonización alternativo al capitalismo, están marcados por un enorme reto. Ecuador y Bolivia tienen varias responsabilidades históricas para dar respuesta a este nuevo imperialismo financiero terrorista para con el Sur.

En primer lugar, en el ámbito internacional, y como miembros destacados del ALBA, deben liderar una respuesta en clave de justicia ecológica, social e histórica, ante la cita de la XVII Conferencia de las Partes (COP17) de la Convención sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, que tendrá lugar en Durban (Sudáfrica) del 28 de noviembre al 9 de diciembre de 2011. En Durban debemos ratificarnos en el Acuerdo de los Pueblos de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra de Tiquipaya.

En segundo lugar, y ya en un ámbito nacional y de políticas públicas, se deben adoptar una serie de acciones destinadas a destapar el disfraz verde del capitalismo. Medidas como el fomento de la agroecología a la vez que se destierran las subvenciones al agro negocio, prohibiendo además los organismos genéticamente modificados y los agroquímicos. Se deben impulsar asimismo otras formas de organización económica no capitalista, bajo lógicas comunales y comunitarias, y con el horizonte de la soberanía alimentaria. Todo ello enmarcado en procesos de reforma agraria, que promuevan una redistribución de tierras que beneficie al movimiento campesino y a los pueblos indígenas.

Tampoco podemos olvidarnos de Rio+20, la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, a realizarse en Rio de Janeiro entre el 4 y el 6 de junio de 2012. Debemos ir a Rio con el objetivo de superar la pobreza y las desigualdades en clave de justicia social, pero también con el objetivo de restablecer el equilibrio con la Madre Tierra. El capitalismo verde será la apuesta fundamental del Norte en Rio+20, y como respuesta debe haber una articulación Sur Sur que rechace la mercantilización de la naturaleza. Es un error pretender descomponer la naturaleza en servicios ambientales sujetos a valoración monetaria e intercambio mercantil. No se debe poner precio a la función de almacenamiento de carbono que cumplen los bosques y menos promover su mercantilización como sostiene la iniciativa REDD.

En ese sentido debemos ratificar y profundizar la apuesta que hicieron Ecuador y Bolivia por una nueva arquitectura financiera, que desde la soberanía, la solidaridad y la cooperación, haga frente a la mercantilización y privatización. Se vuelve urgente y necesario consolidar un mecanismo tan útil para nuestros procesos como el Banco del Sur. Tampoco debemos olvidarnos de impulsar el Tribunal Internacional de Justicia Ecológica y Climática que persiga las violaciones a los derechos de la naturaleza.

Sabemos que el capitalismo verde nos va a llevar a un nuevo colonialismo moderno bajo la lógica de adaptación capitalista, donde se elimina la lógica de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, buscando traspasar cada vez mayor responsabilidad a los países del Sur, promoviendo la lógica de que las responsabilidades tienen que ser cada vez más comunes y menos diferenciadas. Todo esto nos lleva a pensar que el capitalismo verde es una de las nuevas estrategias que tiene este sistema para construir ideológicamente hegemonía.

Ecuador y Bolivia se encuentran inmersos en procesos constituyentes, de desarrollo legislativo de nuestras Constituciones, que marcan el horizonte del Buen Vivir o Vivir Bien como paradigma alternativo de desarrollo, y en ese sentido oponerse al capitalismo verde supone pequeños pasos, tanto en el camino de la descolonización, como de la construcción de una sociedad postcapitalista.

* Katu Arkonada es investigador social diplomado en Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Políticas Publicas, Alejandra Santillana es socióloga y militante feminista de la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador

** Publicado originalmente en el número especial sobre capitalismo verde de la revista de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

[1] Vía Campesina, llamamiento a Durban
[2] UNEP, Global Green New Deal (2009), en
http://www.unep.org/pdf/A_Global_Green_New_Deal_Policy_Brief.pdf
[3] UNEP, Global Green New Deal (2009)

Bolivia: La obstinada potencia de la descolonización/ Raúl Zibechi

No es fácil encontrar un presidente que pida disculpas en público ante su pueblo, por las razones que sean, y menos aún cuando a los que solicita el perdón se oponen a un proyecto defendido con vehemencia por la máxima autoridad. Evo Morales es el único presidente que lo ha hecho en los últimos años, que yo sepa.

No es fácil encontrar un movimiento popular capaz de movilizarse con energía en defensa de un modo de vida que se está extinguiendo en el mundo, y de hacerlo incluso contra un gobierno presidido por alguien de su propia sangre, al que consideran hermano.

Es evidente, el propio gobierno lo reconoció, que la represión contra quienes defienden el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) fue una decisión equivocada y una acción criminal. La población boliviana no está dispuesta a tolerar represión y muerte. Fue la masacre del Porvenir, en Pando en 2008, la causa de la derrota de la oligarquía cruceña. La población no tolera la violencia del Estado. Fueron demasiadas represiones en muchos años, desde la última de 2003 que se cobró 75 vidas en dos días, hasta las no tan lejanas de los 70 en las que los muertos se contaban por centenares.

Esa conciencia anti-represiva es una buena señal que Evo, y quienes apoyan su proyecto, podrían tomar como punto de partida para enderezar el proceso, porque esa misma población no está dispuesta a ser juguete de la derecha ni del imperio, como lo demostró de sobra por lo menos desde la Guerra del Agua en abril de 2000, en Cochabamba.

Es inocultable que hay intereses oligárquicos y multinacionales que se frotan las manos ante el conflicto en torno al TIPNIS, y hasta se tiñen de ambientalistas para promover distancias entre gobierno y movimientos. Es oportunismo y es síntoma de una derrota histórica infligida por esos mismos movimientos. La derecha boliviana no tiene espacio ni aire y sólo respira cuando el gobierno se equivoca, como lo hizo en diciembre cuando el “gasolinazo” y ahora con la represión en Yucumo.

También es evidente que la dichosa carretera interesa más al expansionismo brasileño que a la propia Bolivia. Nótese que algunos de los más importantes movimientos en la región, como el de Puno contra la minería y las hidroeléctricas y como el que defiende el TIPNIS, están enfilados contra proyectos de las multinacionales brasileñas financiadas por el BNDES. La misma lucha en Brasil enfrenta las represas de Belo Monte y del río Madera. Lo que menos necesitamos es debatir a quién beneficia cada acción: si a la derecha y el imperio o al subimperio y la burguesía paulista.

El fondo de la cuestión es el camino que desean transitar los pueblos que habitan Bolivia. Y esta es la cuestión más difícil, la más espinosa y la que menos estamos debatiendo. ¿Acaso alguien puede ignorar que el Buen Vivir y la no explotación de la naturaleza impedirá el acceso al consumo a grandes sectores de la población? ¿Es posible combinar una política no desarrollista, con bajo crecimiento económico, con una mínima satisfacción de las necesidades de alimentación, salud y educación de toda la población?

Es evidente que no tenemos respuestas, porque sencillamente no sabemos; y no sabemos porque damos por sentado que no hay vida más allá del modelo basado en el crecimiento económico. Podemos elegir la austeridad para sostener un proyecto de cambios, pero esa opción debe pasar por un debate sincero que no puede ser protagonizado por los sectores acomodados e ilustrados de las clases medias, que no son austeras ni están por fuera del consumo. Ese debate deben orientarlo los de más abajo, los que hasta ahora no tienen la vida resuelta, porque son los y las que pusieron el cuerpo contra el neoliberalismo y porque son quienes más tienen para perder si los procesos de cambio se desmoronan.

Hace falta voluntad política, y cierta audacia, para encarar esos debates y no dar por sentado que los tecnócratas de arriba ya saben lo que se necesita. La ventaja de Bolivia es que hay un presidente capaz de pedir perdón y, sobre todo, movimientos de los diversos abajos que saben lo que no quieren y están dispuestos a dar la vida para evitarlo. No sabemos, sin embargo, cómo es el Buen Vivir aquí y ahora, y eso debemos reconocerlo por una cuestión ética y porque sólo así es posible enriquecer los debates.

Convocar un referendo, como anunció Evo, en los departamentos de Beni y Cochabamba, donde está el TIPNIS, es la mejor forma de evitar debates de fondo. El problema es que abrir un proceso de debates, que no de negociación, requiere mucho tiempo, pero ese es el costo que una sociedad debe estar dispuesta a pagar para resolver cómo y por dónde.

La disputa entre movimientos y gobierno, que en Bolivia se va a mantener largo tiempo, es la mejor noticia incluso para los gobernantes que quieren cambios de verdad y no sólo estar aferrados a un cargo. No fue la “lucidez” de los cuadros, siempre blancos y tecnócratas, ilustrados y bien hablados, lo que cambió América Latina en la década oscura del neoliberalismo sino la acción cotidiana de las gentes del color de la tierra. Pensar que son buenos para poner el cuerpo pero no para conducir, sería reproducir los modos coloniales que son, precisamente, lo que pretendemos remover.

Decir Bolivia, aún hoy, es decir que todavía es posible que los de más abajo decidan. En el acierto o en el error. ¿No es esa la descolonización?

- Raúl Zibechi es periodista uruguayo, docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.

ALAI AMLATINA, 29/09/2011

miércoles, 29 de junio de 2011

ENCUENTRO ISLAY “POR LA CONSULTA VINCULANTE, EL DESARROLLLLO AGRARIO SOSTENIBLE Y SOLUCIÓN A LOS CONFLICTOS (Cocachacra, 24 Y 25 JUNIO 2011)

ENCUENTRO ISLAY “POR LA CONSULTA VINCULANTE, EL DESARROLLLLO AGRARIO SOSTENIBLE Y SOLUCIÓN A LOS CONFLICTOS (Cocachacra, 24 Y 25 JUNIO 2011)

EXPERIENCIAS DE LUCHA Y CONSULTAS EXITOSAS

Los pueblos de Tambogrande (Piura) e Islay (Arequipa) así como las poblaciones de los distritos de Ayavaca, Pacaipampa y Carmen de la Frontera en las provincias de Ayavaca y Huancamba, con sus comunidades campesinas, también de Piura, han demostrado al Perú y al mundo entero mediante las movilizaciones y consultas exitosas que estamos por una opción de vida basada en el desarrollo de un agro sostenible y no deseamos contar con explotaciones mineras en sus territorios porque su impacto dejaría un daño irreparable. El actual conflicto de Puno y los de Chumbivilcas en Cusco, Candarave y Ticaco en Tacna también están directamente vinculados al reclamo de una consulta previa vinculante que debe realizarse antes del otorgamiento de las concesiones mineras.

Las similitudes en los procesos de las luchas colocan de relieve que la unidad de los frentes de defensa, en realidad frentes por el desarrollo sostenible de las poblaciones, comunidades y agricultores, conjuntamente con evaluaciones ambientales y propuestas y una opción de desarrollo sostenible basada en el agro y las industrias y servicios conexos así como su capacidad de generar respaldo nacional e internacional mediante acertadas estrategias de comunicación global, se han constituido en los factores que dan cuenta del éxito alcanzado frente a gobiernos que solo han favorecido a poderosos intereses económicos.

La movilización social y la lucha también ha evidenciado que los intereses económicos y los gobiernos están dispuestos a enjuiciar y llegar al asesinato a dirigentes, pobladores y comuneros para imponer proyectos mineros, haciendo del diálogo un ejercicio inútil, para terminar desconociendo los derechos de las poblaciones locales. Sin embargo, estos ejemplos de participación ciudadana deben ser recordados por siempre como un ejercicio permanente de la memoria colectiva de los pueblos para que nadie se olvide, como ha luchado el pueblo frente a los gobiernos y las políticas de las empresas.

Estamos ahora ante un nuevo gobierno que ha sido elegido para que realice cambios en beneficio de los más pobres y excluidos, sin embargo, el gobierno aprista que se va está dejando sin resolver más de 220 conflictos, la mitad de los cuales están vinculados a la actividad minera, por lo que ha llegado la hora de unir esfuerzos y coordinar nuestras demandas y alternativas de solución a los problemas generados por la inversión minera que impiden nuestro bienestar y desarrollo.

DECLARACIÓN CONJUNTA DEL ENCUENTRO DE ISLAY

Los representantes de los pueblos de Islay, Ayavaca y Huancabamba así como las organizaciones de Tacna, Moquegua y Puno participantes del encuentro de Islay, se dirigen al gobierno actual y al Presidente de la República electo, Cdte (r) Ollanta Humala Tasso, y a la opinión pública en general nacional e internacional, para manifestar lo siguiente:

1.Reafirmamos nuestro derecho a una opción de vida en paz y armonía con la naturaleza y el ambiente y con respaldo del Estado Peruano, demandando que los referéndums de las consultas realizadas sean vinculantes; que las concesiones mineras sean retiradas de nuestros territorios y se implementen y aprueben planes de ordenamiento territorial; que se proceda a la desactivación de los juicios a nuestros dirigentes, comuneros, agricultores y pobladores así como se atiendan adecuadamente los heridos y se paguen las indemnizaciones correspondientes.

2. Demandamos al Presidente Alan García que en la sesión extraordinaria del Congreso, prevista para los días 06 y 07 de julio se apruebe, por insistencia, la ley de consulta previa; así como se proceda a la aprobación de los planes de ordenamiento territorial por los gobiernos regionales, mientras tanto debe prohibirse la minería en áreas agrícolas; se apruebe, mediante norma expresa, que para la aprobación y entrega de las concesiones mineras se establezca como requisito la realización de una consulta previa, a nivel de las comunidades campesinas y las poblaciones locales, basada en una evaluación ambiental a nivel de la cuenca; y actualmente debe suspenderse la entrega de concesiones mineras hasta la aprobación de la ley de la consulta previa y la aprobación de los planes de ordenamiento territorial.

3.Demandamos al Gobierno nacional, gobierno regional y gobiernos locales el otorgamiento de apoyo técnico, financiero y comercial para la ejecución de los proyectos de desarrollo agropecuario, servicios conexos e infraestructura en nuestros territorios así como la aplicación de labores de fiscalización y evaluación ambiental autónomas a nivel regional y nacional, y un trato igualitario en el respeto a nuestros derechos y valores culturales.

4.Expresamos nuestra solidaridad con las demandas de los pueblos de la región Puno y responsabilizamos al actual gobierno por no atenderlas y esperar el último momento para imponerse recurriendo a la violencia asesina que ha dejado como saldo 06 muertos y decenas de heridos así como demandamos se suspenda el otorgamiento de concesiones mineras mientras se culmina y aprueba la zonificación ecológica económica y el plan de ordenamiento territorial y se realicen consultas previas antes de otorgarse las concesiones mineras. Responsabilizamos al Presidente de la República Alan García por los asesinatos producidos en los conflictos generados por la expansión minera.

5.Afirmamos nuestro compromiso de unidad y apoyo mutuo de las organizaciones con consultas y referéndum exitosos así como con las organizaciones con problemas similares con las empresas y explotadores mineros, instalando un foro social permanente. Acordamos conformar un comité impulsor para la realización de los próximos encuentros que desde la unidad macrorregional vaya gestando la unidad nacional por la consulta vinculante y el desarrollo agrario sostenible.

firmas

Puno, los relatos y la historia/ Carlos Reyna

¿Cuáles son las cuestiones de fondo en los sucesos de Puno? Unas últimas notas periodísticas parecen abonar a la idea de que no se trata de la defensa del ambiente ni del reclamo de consulta previa por las poblaciones.

Una carta de la Sra. Marta Giraldo y un reportaje de Ricardo Uceda dan a pensar que los disparadores del conflicto son, primero, una fuerte hostilidad a las inversiones, teñida de resentimientos racistas, y, segundo, las disputas entre facciones locales que apelan incluso a darle espacio a los senderistas, con tal de prevalecer en la región.

La carta y el reportaje revelan ciertas percepciones reinantes en la zona y algunos detalles sobre los sucesos y sus protagonistas. Ayudan a tener una perspectiva menos romántica sobre ciertos liderazgos sociales y los límites de sus movidas.

Son pues, relatos que sirven para un cuadro más completo sobre los sucesos. Sin embargo no pueden hacer olvidar la historia de fondo, es decir, los temas que dan la explicación más global de las protestas puneñas.

Ni los líderes ni los estereotipos étnicos generaron estas protestas. Tampoco su amplitud ni su legitimidad popular. El sentimiento de agravio común que las ha activado tiene que ver con la irrupción de un proyecto minero que no consulta debidamente a los pueblos que serán impactados, de un lado, y de otro, con el rechazo a la contaminación asociada a la minería.

Tan cierto es esto que apenas el gobierno promulgó los decretos que anulan la concesión minera y aluden el derecho a la consulta previa a la población antes de otorgar proyectos similares, entonces la lucha culminó.

Parte de esto es reconocido por la propia Sra. Giraldo cuando señala en la entrevista publicada ayer en La República que la primera responsabilidad “es del Estado por su displicencia, su desinterés, su indiferencia por lo que pasa en Puno. Como no le damos votos a García, él no atiende a nuestra región”.

Y el reportaje de Uceda admite como causa importante a “la crisis del actual sistema de concesiones (que) se ha deslegitimado e irrita tanto en comunidades andinas como en Ancón”.

Y estas son pues algunas de las cuestiones de fondo que el nuevo gobierno habrá de encarar, tanto para Puno como para todas las regiones del país.

A dos años del Golpe de Estado en Honduras: Quién dijo miedo. Documental de Katia Lara

viernes, 24 de junio de 2011

Encuentro Por la Consulta Vinculante, Desarrollo Agrario Sostenible y la Solución a los Conflictos Sociales. Valle del Tambo Arequipa 24 y 25 de Junio



ENCUENTRO ISLAY “ POR LA CONSULTA VINCULANTE DESARROLLO AGRARIO SOSTENIBLE Y LA SOLUCION A CONFLICTOS SOCIALES”
24 y 25 de junio del 2011 VALLE DE TAMBO












Programación día 24-06-2011
8:00 am - 10:00 am: Recepción de delegaciones
10:00 am - 1:00 pm: Visita guiada a nuestro valle y Provincia incluye visita dos agroindustrias de la zona.
2:00 pm: Almuerzo (local comunal del PPJJ Túpac Amaru)
4:00 pm: Coliseo de El Arenal encuentro cultural por el “día del campesino” - Presentación de delegaciones

Programación día 25-06-2011
Salón Consistorial Municipalidad de Cocachacra
8:00 am - 9:00 am: Desayuno (sector arenal)
9:00 am - 1:00 pm: Inauguración evento a cargo del frente amplio de defensa del Valle de Tambo.
Saludo de delegaciones Invitadas y exposicion sobre experiencias de Lucha y Consultas populares
1:00 pm a 2:00 pm: Almuerzo
3:00 pm: Memoria: Una historia de resistencia y cambio por la defensa de nuestro territorio

Testimonios 1 por cada delegación. Plenaria sobre acuerdos y conclusiones sobre:
- Ley de Consulta y su caracter vinculante
- Problemática de Concesiones mineras

PUNTOS DE AGENDA:
Factores de éxito de la lucha y la consulta (unidad, propuestas, difusión y aliados)
Aspectos pendientes de la lucha (victimas, heridos, juicios, concesiones mineras, etc.
Propuesta de desarrollo.
Informes: premiumpj@hotmail.com; nurygac@terra.com.pe

Fonos: 945879966- 958847082 - 959682700

jueves, 23 de junio de 2011

Para cambiar de gobierno/ Carlos Reyna

Un nuevo Presidente no significa automáticamente un cambio de gobierno. Esta idea va contra el sentido común, así que merece alguna explicación.

La elección presidencial hace posible un cambio de gobierno, pero este solo se hace realidad si el Presidente electo conforma un gabinete de ministros que marque sustantivas diferencias con los gabinetes del gobierno saliente.

Claro, puede ocurrir que el nuevo Presidente conforme un gabinete con una composición y una orientación bastante parecidas a las del gobierno anterior. En ese caso, habrá nuevo mandatario pero no nuevo gobierno.

También puede suceder que un Presidente electo disponga un gabinete al gusto de los adversarios a los que derrotó en las urnas. En ese caso, los que eligieron al nuevo Presidente habrán ganado la elección pero perdido el gobierno.

De estas variantes en torno a la subida de un nuevo mandatario y la conformación de un nuevo gabinete están perfectamente enterados quienes suelen merodear los patios interiores del poder.

Por eso el impaciente reclamo de algunos políticos y empresarios para que se designe a un ministro de Economía a su gusto. Ellos saben que el encargado del MEF ha venido siendo la ficha determinante de los gabinetes, una suerte de personificación de la orientación de un gobierno. El verdadero premier, digamos.

Después que ha quedado en evidencia la excesiva precocidad de esta demanda, ahora se escucha otra por parte de los mismos impacientes: que tanto el premier como el ministro de Economía sean figuras “independientes”.

Independientes es la categoría con la que siempre se presentaron a todos los ministros de Economía de los últimos dos gobiernos. Discutible membrete, pues todos ellos siempre estuvieron muchísimo más alineados con ciertos partidos que con otros.

Recordemos el papel de Mercedes Aráoz, PPK y otros colegas suyos, incluido el actual ministro del MEF, en la segunda vuelta.

La última elección tuvo un ganador. El resultado no fue neutro. El mandato del sufragio es que haya no solo nuevo Presidente sino también un gobierno distinto, que rescate a la democracia y a la economía del coto cerrado de unos cuantos. Necesita gabinetes concertadores, sin excesos partidistas, pero no independientes de sus propios compromisos.

Las izquierdas y Ollanta/ Carlos Reyna

Las izquierdas peruanas han dado un importante aporte a la victoria de OIlanta Humala. No lo pregonan tanto como Toledo, pero así fue, ya sea como grupos de adultos y jóvenes que activaron en las calles, o como figuras que fueron candidatos o asesores en la campaña de Gana Perú.

Para muchos de ellos, lo fundamental era impedir la victoria del fujimorismo, percibida como un retroceso hasta los años noventa. Por eso, para la segunda vuelta, dieron un apoyo casi sin condiciones al nacionalista.

Hoy, los que fueron candidatos y asesores continúan colaborando para un buen arranque del gobierno de Ollanta. Los que hicieron trabajo de calle esperan que este no defraude o, habituados a la gimnasia activista, se preguntan ¿y ahora qué sigue?

Hacen bien de preguntar eso porque, “considerando en frío, imparcialmente”, como diría César Vallejo, con la victoria de Ollanta las izquierdas locales pueden enredarse en una trampa o encontrar una nueva oportunidad.

Una trampa porque pueden terminar disolviéndose a la sombra de un nacionalismo hegemónico, sin cosechar nada de sus posibles éxitos, pero sí pagando la factura por sus eventuales desaciertos.

De hecho, es posible que, si Ollanta hace un buen gobierno, el crédito vaya solamente para él mismo o para su propio partido. Y que, si decepciona, aquello sea atribuido a sus malas compañías, los izquierdistas.

El temor a que pase esto último, y la idea de mantener un bloque antiderecha para defender al nuevo gobierno, podrían llevar a la difuminación de la izquierda. Ojo que para varios izquierdistas, Gana Perú es ahora la izquierda real y no tiene sentido preocuparse por su disolución

Sin embargo, la victoria nacionalista, no solamente no cancela sino que también conlleva una nueva oportunidad de desarrollo para las izquierdas peruanas. Crea un clima y una expectativa de cambios favorables para una nueva agenda de izquierda.

¿Cuál podría ser esa agenda, cuáles sus temas programáticos, sus nuevas campañas, ahora que terminó lo electoral? ¿Es compatible con la concertación anunciada por el presidente electo? Tengo la impresión que quienes más se preguntan esto son los izquierdistas más jóvenes, y por eso, quizás ellos estén más cerca de las respuestas que aquellos que no se preguntan nada.

Seguimos en disputa: Las izquierdas y los" indignados" no podemos quedarnos como espectadores.../Juan Carlos Giles

Seguimos en disputa: Las izquierdas y los" indignados" no podemos quedarnos como espectadores...
de Movimiento por el Poder Popular (MPP), el jueves, 09 de junio de 2011 a las 6:31
Sin duda estamos en un momento complejo, pero habría que dejar en claro que la histeria, los jaloneos, las presiones, los psicosociales, etc. para lograr que el gobierno electo de GANA Perú-Ollanta responda a sus intereses, vienen de la DERECHA y los poderes FACTICOS. Con respeto y afecto por mis amigos y compas que temen las presiones de los ultras de izquierda, estos brillan por su ausencia, son absolutamente marginales o simplemente no están jaloneando.

Seguimos en disputa: Las fuerzas de las izquierdas y los ciudadanos "indignados" no podemos quedarnos como espectadores de la histeria de la derecha. No se trata de contraponer histeria contra histeria, ni mesa que mas aplaude contra la otra, se trata de continuar con las luchas que movilizaron a miles de peruanos en sus casas, en sus barrios, en las conversas con los amigos, en los mensajes de internet, en las marchas por las calles, en los piquetes de dialogo popular, en las intervenciones politicas-culturales, en los grupos de vecinos que se reactivan desde el año pasado, en las multiples formas de "indignación" que se articularon en la dupla de NO a Keiko y si a Ollanta. El gobierno electo tiene su responsabilidad en esta coyuntura, pero los ciudadanos de pie organizados y no organizados, tenemos una responsabilidad igual o mayor. La democracia es MUCHO mas que votar y controlar a las "autoridades", es deliberar, tomar decisiones y ponerlas en practica en nuestras casas, en nuestro barrio, en las AMAPAFAS, en nuestros sindicatos, gremios, etc. Si las autoridades ayudan mucho mejor y si hay dialogo con ellas y con todos los sectores de la sociedad mucho mejor aun. Pero no DEPENDEMOS ni de las autoridades ni los adversarios del cambio social. El sueño se hace a mano y sin permiso (silvio dixit). Estas afirmaciones no son ninguna "ultrada" es lo menos que podemos afirmar en este momento significativo de nuestra historia.
Juan Carlos Giles

Las tareas de la izquierda por venir después del triunfo de Ollanta Humala y Gana Perú/ Alvaro Campana

No acaba de ganar Ollanta Humala las elecciones, y ya los poderes fácticos empiezan a hacer exigencias, a pedir garantías para que nada cambie, quieren ya el nombre del Ministro de Economía y el del Presidente del Banco Central de Reserva, le quieren recordar a todos que Gana Perú está ganando por un estrecho margen y continúan con la campaña de terror financiero a través de los “miedos de incomunicación”. No contentos con el “amansamiento”, ahora pretenden lograr la sujeción absoluta del nuevo gobierno al sacrosanto modelo y la intocabilidad de los privilegios de quienes de manera corrupta y criminal se han beneficiado de él.

¿Qué nos espera ahora? ¿Qué hacer desde una perspectiva de izquierda? No se trata por supuesto de plantear estas preguntas sobre certezas o predicciones absolutas que en la política y en la historia no existen, sino hacerlo desde nuestros anhelos, tratando de pisar fuertemente en la realidad y conscientes que el curso que tomen las cosas dependerá de lo que hagamos o dejemos de hacer en medio de las potencialidades, desafíos y limitaciones de cada situación concreta.

En este sentido, es importante partir por ser conscientes que lo que se ha logrado es una mayoría electoral que no es resultado del ascenso del movimiento y la organización popular; que esta mayoría contiene varias y muchas veces no siempre concordantes demandas y horizontes; que los poderes fácticos están ahí instalados y ejerciendo todo su poder en medio de los constreñimientos que nos plantea el mercado y el monopolio que tienen ahora para generar opinión pública; y que, finalmente, no se tiene una correlación de fuerzas favorable en el congreso para avanzar en un proceso de cambios sustantivos.

Después que ahora se dice “se mantendrá el modelo de crecimiento”, pero con “inclusión social”, veremos si esta fórmula alcanza para atender las demandas de los sectores que luchan contra un modelo económico extractivista; si alcanzará para atender la deuda social que tiene el estado con una población llena de expectativas; y si a la derecha le bastará la fórmula cuando sus intereses sean apenas tocados.

Sin embargo, es necesario decir que se ha producido una inflexión importante que no podemos dejar se revierta. Literalmente “la esperanza venció al miedo”. El consenso autoritario y envilecedor construido sobre la base del miedo, en un “estado de excepción” legitimado después de la brutal guerra interna y la crisis económica que padecimos en los ochentas y que tuvo su expresión más acabada en el fujimorismo, ha empezado a llegar a su fin. Sobre la base de este consenso se desnacionalizó y desdemocratizó el país y se instauró el neoliberalismo, no sólo como modelo económico, sino societal. Lo que Gana Perú y Ollanta Humala expresan para sus electores, son por un lado el cuestionamiento del neoliberalismo como modelo económico excluyente y expoliador, pero por otro su cuestionamiento como forma de convivencia social.

Lo visto en la movilización de miles de militantes “anti-keiko” el 26 de mayo –muchos jóvenes entre ellos- es la expresión de la búsqueda de formas más solidarias, dignificadoras de la vida, más democráticas en la convivencia y en las dinámicas del poder, cuestionadoras a su vez del racismo y del desprecio del otro, que vienen de la mano de nuestra tradición colonial, pero también de la exacerbación que genera el propio neoliberalismo a través del “fascismo social”. La democracia, los derechos humanos, la dignidad, el reconocimiento de la dignidad, la justicia dejan de ser así “abstracciones” para irse convirtiendo en valores que orientan la vida, en demandas concretas de todo tipo de derechos, y en esfuerzos concretos por construir otro tipo de relaciones sociales en todos los ámbitos de la sociedad.

Como dicen algunos politólogos cínicos, los políticos en el poder se deben volver pragmáticos, y desenvolverse de acuerdo a las condiciones que se les presentan. Y de hecho las dinámicas hoy planteadas por el proceso de globalización neoliberal, sumida en una tremenda crisis de funcionamiento y legitimidad, y que tiene sus brazos en los poderes fácticos (medios, organismos multilaterales, transnacionales, etc); y, la correlación de fuerzas en el país en la que está esa otra mitad de peruanos que fueron “beneficiados” por las políticas focalizadas del fujimorismo y que conocieron al Estado gracias a sus dádivas, aquellos que por susto o por interés prefieren que nada se toque y todo se quede como está ante el espejismo de un crecimiento que esperan de acá a una décadas finalmente chorreará, sin importar para ello sacrificar la democracia, la ética o la moral, plantean limitaciones que se debe saber enfrentar.

Esto puede desembocar en que el nuevo gobierno se dedique a gestionar lo que hay, es decir constituirse en un garante de la gobernabilidad neoliberal, con “más inclusión”; o que se atreva a hacer aunque sea algunas moderadas reformas que abran el camino para construir una correlación social y política más favorable para construir una alternativa al neoliberalismo y una democracia de mayor intensidad.
Sin duda, las cosas para quienes creemos más en lo segundo no son fáciles. La dinámica gubernamental puede cooptar las energías sociales movilizadas y cerrarle un espacio a un proyecto más a la izquierda en nombre de la “unidad” y la “concertación”. Pero también, puede ser que estemos en condiciones en las que sea posible seguir demoliendo el sentido común neoliberal, en que se pueda desplegar la organización social y popular, y se reconquisten algunos derechos tanto en el plano del reconocimiento como de la redistribución y se avance hacia la construcción de un poder social alternativo.

Estamos ante el inicio de un proceso en el que la izquierda (por venir), si quiere contribuir a la transformación del país, deberá en cualquier escenario desenvolverse en una táctica de alianza y lucha, contribuyendo desde diversos campos a inclinar el proceso abierto con este triunfo electoral hacia la izquierda, convencida además que si bien es cierto el nacionalismo es en el caso latinoamericano un discurso y una propuesta cercana, no la diluye como proyecto y programa.

Pero además tendrá las siguientes tareas ineludibles: a) Sumergirse en la (re) construcción del campo popular, de los movimientos sociales, desde sus organizaciones de base desde una perspectiva transformadora y radical, lo que implica la edificación de una nueva cultura política radicalmente democrática y contra hegemónica. b) Impulsar experiencias participativas de gestión popular en los diversos gobiernos locales y regionales donde se tenga presencia. c) Acompañar y contribuir a la articulación y generación de dinámicas de interaprendizaje de las luchas sociales y a la conformación de una plataforma amplia de lucha de los de abajo. d) Seguir contribuyendo a la formulación colectiva de un nuevo proyecto político para el país, y una reforma moral e intelectual. d) Generar sus propios medios de comunicación y contribuir a la democratización de los mismos. e) Construir un instrumento político social y cultural que, desde la democracia radical y la reivindicación de la soberanía popular, el poder popular, la justicia social y ecológica, el reconocimiento de la diversidad, la integración solidaria de los pueblos y el multilateralismo, constituyéndose en un factor de articulación, de actuación con una perspectiva estratégica de un proyecto antineoliberal y anticapitalista, pos extractivista y plurinacional para nuestro país.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Contra Keiko/ Carlos Reyna

¿Es Keiko Fujimori solamente la hija biológica de Alberto Fujimori, con su propio rumbo en política? Ni hablar. Sin ser idéntica a él, Keiko es la discípula y la continuadora de su padre en todo lo que son los juegos del poder.

Keiko nació a la política moldeada por su progenitor. Él le dio su primer papel público como primera dama, y de él tomó varias de las tesis que forman el ideario elemental del fujimorismo.

Así, ella piensa que el golpe de Estado de 1992 estuvo justificado en aras del orden. Cree que su papá no sabía nada de los crímenes orquestados por Montesinos. Piensa que es inocente, que su condena es injusta y que debe ser liberado.

También del padre recibió su condición de apoderada del fujimorismo. Él le traspasó los operadores, las redes, las complicidades y las prácticas políticas que conforman su movimiento. Y no la hubiera hecho candidata sin verificar que ya era una dócil y aplicada pupila política.

También ahora, como antes el padre, Keiko carece de ideas, de intelectuales y de programa. Le basta traficar con las necesidades de los pobres y el pánico de las clases medias. Con usar a su favor el recurrente egoísmo de las clases altas y la desinformación practicada por la mayoría de los grandes medios. Es la misma moral.

No sé si una Keiko gobernante sumiría al Perú en otra dictadura. A veces, eso ni hace falta con una democracia tan oligárquica como la que tenemos. Pero, si gana Keiko, esa será la señal que relanzará a tantos agentes de corrupción, autoritarismo y sobreexplotación que casi ni fueron tocados después del 2000.

Si gana Keiko, será la derrota póstuma de la marcha de los cuatro suyos, la más grande lucha democrática de la historia peruana. Y los que gracias a ella fueron sancionados volverán como hombres o mujeres de Estado, algunos con toda pompa y otros desde las sombras. Entre ellos, Alberto Fujimori.

Sería la derrota de los jóvenes sin partido que ahora, auténticos demócratas, desde múltiples grupos en muchas universidades y barrios, dan todo de sí para evitarle esa vergüenza al Perú. Y si pierde Keiko, acaso será porque estos muchachos marcaron la diferencia.

Por todo esto, yo votaré contra Keiko Fujimori y marcaré Ollanta Humala. Por hoy prefiero esta opción, de lejos.

¿Suspensión del pensamiento crítico de izquierda por elecciones?/ Alvaro Campana


El Perú se debate en un momento político difícil: estaríamos ad portas del retorno de la versión más “repugnante” de la derecha al gobierno a través del fujimorismo. Frente a ello se plantea la unidad en torno a Ollanta Humala como la opción de salvar la democracia. Pero lo que no se dice es que, aún así, la derecha está ganando porque a “amansado” (Cotler dixit) a Humala quien prácticamente ha capitulado frente a la derecha más liberal (política) para obtener su apoyo y se consolida nuevamente el binomio democracia-mercado como fundamento del discurso hegemónico y su próximo gobierno como opción de gobernabilidad.

Es decir la derecha tiene la opción de escoger entre su mal mayor (alentada por su terror a lo plebeyo y a cualquier apertura al cambio, que representa Humala) porque lo que ofrece un gobierno de K. Fujimori es una mayor polarización social; o su mal menor que es el propio Humala. Nosotros no tenemos otra que apostar por una opción, Humala, que ha reconfigurado su propuesta a un compromiso por gestionar de manera más honesta y con mayor solidaridad el neoliberalismo.

Se ha dicho que no hay una correlación político electoral favorable, y es cierto. Un tercio del electorado del país es el voto duro de Humala, el voto descontento y antineoliberal que se muestra en la especialmente en el sur del Perú. Mientras, K. Fujimori se apoya también en su tercio electoral duro con sectores que fueron objeto de las políticas focalizadas y clientelares, los sectores más regresivos y corruptos de la estructura de poder (iglesia católica conservadora, varios empresarios y tecnócratas, sectores de las fuerzas armadas) y también sectores autoritarios y conservadores de las clases medias y populares. En medio, un voto que se divide entre ambos pero que es el que o quiere más libre mercado, racista y de clase media y que apoyara a Fujimori; y del otro, un sector más liberal, que apostará en parte por Humala aunque con muchas reticencias, y por un continuismo pero con mejoras y ajustes y que tiene fuertes resistencias al fujimorismo.

Por ello, y de hecho así se ha sostenido, el cambiar el programa de la “Gran Transformación” por el de la “Concertación Democrática”, expresaría que no es posible hablar de una correlación social, ni electoral favorable a la "gran trasnformación" sino que es necesario concertar con otros sectores.

De esta manera la discusión no gira ya en torno a una agenda antineoliberal, o que cuestione de manera significativa la estructura de poder instaurada precisamente a partir del gobierno fujimorista. La discusión gira en torno a las calidades morales de los fujimoristas (ya no los neoliberales) y la violación a los derechos humanos en el gobierno de Alberto Fujimori. El debate se desarrolla fundamentalmente por derechas desde una perspectiva moralista y/o pragmática. Es cierto que en la “carrera electoral” la propia candidata del fujimorismo ha hecho declaraciones favorables a impuestos a las sobreganancias y que mostraría un cambio de subjetividad respecto de las necesidades del país.Sin embargo, eso nos suena más al cambio responsable alanista que ya sabemos fue y es una farsa.

El repliegue es tal que hasta Álvaro Vargas Llosa, uno de los escritores del “Perfecto Idiota latinoamericano” libro en el que según él se burla de la cultura de izquierdas en América Latina, y de quien no discutimos su honestidad o bondad, aparece hoy como uno de los principales voceros para terminar de “adecentar” la candidatura de Humala y decantar a un sector indeciso de la población para lograr su triunfo en las elecciones. así, en el camino aceptamos de contrabando ideológico una serie de afirmaciones que parecen cimentar aún más el sentido común neoliberal, en su versión demoliberal. Su lectura conservadora sobre los procesos de cambio en América Latina, su disociación del neoliberalismo con las dictaduras, la intocabilidad de la constitución y los intereses de los inversionistas, entre otros son ejemplo de ello.

Este panorama, nos da una radiografía de en qué está la sociedad peruana y cómo a partir de esa situación podemos construir un proyecto de izquierda sostenido en una mayoría social, política y electoral. Pero también, aquí nos concentramos en esto, nos obliga a revisar nuestras propias responsabilidades y limitaciones discursivas y prácticas como izquierda en el momento actual. Muchos compañeros queridos nos han dicho: “ya déjense de decir sólo No a Keiko, y digan SI a Humala”, sin más. No han faltado jalones de orejas porque los grandes grupos de poder comunicacional nos tienen tan de rodillas, que hay que ser cautos hasta con hacer política en la calle, "no nos vaya a quitar puntos", permitiendose así que se criminalice aún más la protesta social en el espacio público.

Y nos preguntamos entonces ¿ha entrado en suspenso el pensamiento crítico de izquierda? ¿Tenemos algo que decir o qué hacer respecto de cómo está configurado el poder en el Perú en la coyuntura electoral? ¿Tenemos algún proyecto desde el cuál construir/disputar el poder, que en este contexto nos permita debatir posiciones con la derecha fascista y con la derecha liberal? Desde la izquierda, o lo que queda de ella, no estamos empleando la lógica “alianza y lucha” en la coyuntura actual y mucho menos estamos planteando tampoco una orientación programática que nos permita pelearla desde la izquierda y configurar un actor social que levante un proyecto alternativo. Debe ser que definitivamente nuestra izquierda es tan “arcaica” o “moderna” que se ha quedado sin argumentos más allá de lo testimonial, lo moral o los argumentos tecnocráticos aprendidos en tantos cursos y proyectos en las ongs auspiciados por el Banco Mundial.

Creemos que, sin embargo, y a pesar de los chantajes de la derecha, de los sermones en el propio campo para medir las consecuencias de lo que hacemos en la calculadora electoral, o de la resignación a la política expropiada que se expresa y ejerce sólo en los gestos de los candidatos y los “políticos”, en las nuevas generaciones se empiezan a desplegar un conjunto de iniciativas (discursivas y prácticas) que nos pueden ayudar a parir una izquierda que esté a la altura de los cambios estructurales de los que tanto se habla. En la “cruzada antifujimorista” aparecen así un conjunto de subjetividades, sensibilidades y demandas que nos pueden permitir construir una nueva izquierda.

¿Por dónde podría ir esta emergencia y hacia donde podría desembocar? Se nos ocurren las opciones siguientes que presentamos en forma de preguntas: ¿nos estamos dando cuenta por fin que la política no puede ni debe restringirse a los espacios institucionales o meramente del espectáculo? ¿Será que en la lucha por los derechos humanos –una de las más reivindicadas-estamos reconociendo que hay demandas populares con las cuales empatar sin que suenen a asuntos de unas cuantas ongs (que además las despolitizan) y que cuestionan el orden neoliberal e incluso no tienen más remedio que pensarse desde una perspectiva anticapitalista?[1] ¿Será que estamos sintiendo la urgencia de generar nuestros espacios de poder desde abajo para cambiar las correlaciones de fuerza a partir de la necesidad de tener nuestros propios medios de expresión, fortalecer nuestras organizaciones, impulsar nuestros propios emprendimientos económicos, sociales y culturales?

¿Será que hallaremos nuestra distinción respecto del nacionalismo en que nosotros creemos en la democracia radical, que queremos ir más allá del desarrollismo nacionalista capitalista, que consideramos que hay cuestionamientos de alcance civilizatorio respecto nuestra relación con la naturaleza y con respecto a la diversidad y que nos parecen cantos de sirena los llamados a la “unidad nacional” anulando la política como ámbito de disputa de imaginarios y proyectos sociales antagónicos?

¿Será -finalmente- que hemos comprendido que así como idealizamos tanto lo “estatal” en la política, también hemos idealizado lo “molecular”, lo “micro” como espacio para hacer política y que necesitamos construir un poder social alternativo, pero también un proyecto político que pueda dotarse de una estrategia desde la cual disputar hegemonía en todas las esferas y ámbitos?

Hoy más que nunca no debemos suspender el pensamiento crítico, debemos ser más bien capaces de encontrarnos e ir, sobre la base de nuestras prácticas, construyendo una agenda desde abajo que nos permita intervenir desde la izquierda en este proceso y dar nacimiento a un proyecto político, social y cultural de izquierdas al calor de la batalla electoral, con proyecciones para después. Con esto debemos contribuir a que la mafia fascista del fujimorismo no llegue al gobierno, pero con la claridad de que estamos bastante lejos de materializar los cambios estructurales que tanto se reclama, y que necesitamos un proyecto de izquierdas para lograrlo.



--------------------------------------------------------------------------------

[1] Por ejemplo la memoria, con quienes fueron afectados por el conflicto armado; la libertad de expresión como algo que no puede restringirse sólo a los grandes medios y a los oligopolios mediáticos; los derechos respecto del “medioambiente” con los “conflictos socioambientales” cada vez mayores y la emergencia de actores indígenas que reivindican la diversidad cultural; la equidad de género y la diversidad sexual que confronta contra el conservadurismo de quienes controlan el gobierno y están asociados a la iglesia.; el derecho al trabajo digno cada vez más confrontado con una reproducción de la precariedad laboral en los trabajadores jóvenes y la ausencia de formas de protección social para los más mayores. Finalmente, ¿será que a partir de estos será posible armar una plataforma para desprivatizar el Estado, politizar nuestras prácticas y resignificar la democracia como algo que no es sólo una cosa abstracta que se materializa cada 5 años?