ENCUENTRO ISLAY “POR LA CONSULTA VINCULANTE, EL DESARROLLLLO AGRARIO SOSTENIBLE Y SOLUCIÓN A LOS CONFLICTOS (Cocachacra, 24 Y 25 JUNIO 2011)
EXPERIENCIAS DE LUCHA Y CONSULTAS EXITOSAS
Los pueblos de Tambogrande (Piura) e Islay (Arequipa) así como las poblaciones de los distritos de Ayavaca, Pacaipampa y Carmen de la Frontera en las provincias de Ayavaca y Huancamba, con sus comunidades campesinas, también de Piura, han demostrado al Perú y al mundo entero mediante las movilizaciones y consultas exitosas que estamos por una opción de vida basada en el desarrollo de un agro sostenible y no deseamos contar con explotaciones mineras en sus territorios porque su impacto dejaría un daño irreparable. El actual conflicto de Puno y los de Chumbivilcas en Cusco, Candarave y Ticaco en Tacna también están directamente vinculados al reclamo de una consulta previa vinculante que debe realizarse antes del otorgamiento de las concesiones mineras.
Las similitudes en los procesos de las luchas colocan de relieve que la unidad de los frentes de defensa, en realidad frentes por el desarrollo sostenible de las poblaciones, comunidades y agricultores, conjuntamente con evaluaciones ambientales y propuestas y una opción de desarrollo sostenible basada en el agro y las industrias y servicios conexos así como su capacidad de generar respaldo nacional e internacional mediante acertadas estrategias de comunicación global, se han constituido en los factores que dan cuenta del éxito alcanzado frente a gobiernos que solo han favorecido a poderosos intereses económicos.
La movilización social y la lucha también ha evidenciado que los intereses económicos y los gobiernos están dispuestos a enjuiciar y llegar al asesinato a dirigentes, pobladores y comuneros para imponer proyectos mineros, haciendo del diálogo un ejercicio inútil, para terminar desconociendo los derechos de las poblaciones locales. Sin embargo, estos ejemplos de participación ciudadana deben ser recordados por siempre como un ejercicio permanente de la memoria colectiva de los pueblos para que nadie se olvide, como ha luchado el pueblo frente a los gobiernos y las políticas de las empresas.
Estamos ahora ante un nuevo gobierno que ha sido elegido para que realice cambios en beneficio de los más pobres y excluidos, sin embargo, el gobierno aprista que se va está dejando sin resolver más de 220 conflictos, la mitad de los cuales están vinculados a la actividad minera, por lo que ha llegado la hora de unir esfuerzos y coordinar nuestras demandas y alternativas de solución a los problemas generados por la inversión minera que impiden nuestro bienestar y desarrollo.
DECLARACIÓN CONJUNTA DEL ENCUENTRO DE ISLAY
Los representantes de los pueblos de Islay, Ayavaca y Huancabamba así como las organizaciones de Tacna, Moquegua y Puno participantes del encuentro de Islay, se dirigen al gobierno actual y al Presidente de la República electo, Cdte (r) Ollanta Humala Tasso, y a la opinión pública en general nacional e internacional, para manifestar lo siguiente:
1.Reafirmamos nuestro derecho a una opción de vida en paz y armonía con la naturaleza y el ambiente y con respaldo del Estado Peruano, demandando que los referéndums de las consultas realizadas sean vinculantes; que las concesiones mineras sean retiradas de nuestros territorios y se implementen y aprueben planes de ordenamiento territorial; que se proceda a la desactivación de los juicios a nuestros dirigentes, comuneros, agricultores y pobladores así como se atiendan adecuadamente los heridos y se paguen las indemnizaciones correspondientes.
2. Demandamos al Presidente Alan García que en la sesión extraordinaria del Congreso, prevista para los días 06 y 07 de julio se apruebe, por insistencia, la ley de consulta previa; así como se proceda a la aprobación de los planes de ordenamiento territorial por los gobiernos regionales, mientras tanto debe prohibirse la minería en áreas agrícolas; se apruebe, mediante norma expresa, que para la aprobación y entrega de las concesiones mineras se establezca como requisito la realización de una consulta previa, a nivel de las comunidades campesinas y las poblaciones locales, basada en una evaluación ambiental a nivel de la cuenca; y actualmente debe suspenderse la entrega de concesiones mineras hasta la aprobación de la ley de la consulta previa y la aprobación de los planes de ordenamiento territorial.
3.Demandamos al Gobierno nacional, gobierno regional y gobiernos locales el otorgamiento de apoyo técnico, financiero y comercial para la ejecución de los proyectos de desarrollo agropecuario, servicios conexos e infraestructura en nuestros territorios así como la aplicación de labores de fiscalización y evaluación ambiental autónomas a nivel regional y nacional, y un trato igualitario en el respeto a nuestros derechos y valores culturales.
4.Expresamos nuestra solidaridad con las demandas de los pueblos de la región Puno y responsabilizamos al actual gobierno por no atenderlas y esperar el último momento para imponerse recurriendo a la violencia asesina que ha dejado como saldo 06 muertos y decenas de heridos así como demandamos se suspenda el otorgamiento de concesiones mineras mientras se culmina y aprueba la zonificación ecológica económica y el plan de ordenamiento territorial y se realicen consultas previas antes de otorgarse las concesiones mineras. Responsabilizamos al Presidente de la República Alan García por los asesinatos producidos en los conflictos generados por la expansión minera.
5.Afirmamos nuestro compromiso de unidad y apoyo mutuo de las organizaciones con consultas y referéndum exitosos así como con las organizaciones con problemas similares con las empresas y explotadores mineros, instalando un foro social permanente. Acordamos conformar un comité impulsor para la realización de los próximos encuentros que desde la unidad macrorregional vaya gestando la unidad nacional por la consulta vinculante y el desarrollo agrario sostenible.
firmas
miércoles, 29 de junio de 2011
Puno, los relatos y la historia/ Carlos Reyna
¿Cuáles son las cuestiones de fondo en los sucesos de Puno? Unas últimas notas periodísticas parecen abonar a la idea de que no se trata de la defensa del ambiente ni del reclamo de consulta previa por las poblaciones.
Una carta de la Sra. Marta Giraldo y un reportaje de Ricardo Uceda dan a pensar que los disparadores del conflicto son, primero, una fuerte hostilidad a las inversiones, teñida de resentimientos racistas, y, segundo, las disputas entre facciones locales que apelan incluso a darle espacio a los senderistas, con tal de prevalecer en la región.
La carta y el reportaje revelan ciertas percepciones reinantes en la zona y algunos detalles sobre los sucesos y sus protagonistas. Ayudan a tener una perspectiva menos romántica sobre ciertos liderazgos sociales y los límites de sus movidas.
Son pues, relatos que sirven para un cuadro más completo sobre los sucesos. Sin embargo no pueden hacer olvidar la historia de fondo, es decir, los temas que dan la explicación más global de las protestas puneñas.
Ni los líderes ni los estereotipos étnicos generaron estas protestas. Tampoco su amplitud ni su legitimidad popular. El sentimiento de agravio común que las ha activado tiene que ver con la irrupción de un proyecto minero que no consulta debidamente a los pueblos que serán impactados, de un lado, y de otro, con el rechazo a la contaminación asociada a la minería.
Tan cierto es esto que apenas el gobierno promulgó los decretos que anulan la concesión minera y aluden el derecho a la consulta previa a la población antes de otorgar proyectos similares, entonces la lucha culminó.
Parte de esto es reconocido por la propia Sra. Giraldo cuando señala en la entrevista publicada ayer en La República que la primera responsabilidad “es del Estado por su displicencia, su desinterés, su indiferencia por lo que pasa en Puno. Como no le damos votos a García, él no atiende a nuestra región”.
Y el reportaje de Uceda admite como causa importante a “la crisis del actual sistema de concesiones (que) se ha deslegitimado e irrita tanto en comunidades andinas como en Ancón”.
Y estas son pues algunas de las cuestiones de fondo que el nuevo gobierno habrá de encarar, tanto para Puno como para todas las regiones del país.
Una carta de la Sra. Marta Giraldo y un reportaje de Ricardo Uceda dan a pensar que los disparadores del conflicto son, primero, una fuerte hostilidad a las inversiones, teñida de resentimientos racistas, y, segundo, las disputas entre facciones locales que apelan incluso a darle espacio a los senderistas, con tal de prevalecer en la región.
La carta y el reportaje revelan ciertas percepciones reinantes en la zona y algunos detalles sobre los sucesos y sus protagonistas. Ayudan a tener una perspectiva menos romántica sobre ciertos liderazgos sociales y los límites de sus movidas.
Son pues, relatos que sirven para un cuadro más completo sobre los sucesos. Sin embargo no pueden hacer olvidar la historia de fondo, es decir, los temas que dan la explicación más global de las protestas puneñas.
Ni los líderes ni los estereotipos étnicos generaron estas protestas. Tampoco su amplitud ni su legitimidad popular. El sentimiento de agravio común que las ha activado tiene que ver con la irrupción de un proyecto minero que no consulta debidamente a los pueblos que serán impactados, de un lado, y de otro, con el rechazo a la contaminación asociada a la minería.
Tan cierto es esto que apenas el gobierno promulgó los decretos que anulan la concesión minera y aluden el derecho a la consulta previa a la población antes de otorgar proyectos similares, entonces la lucha culminó.
Parte de esto es reconocido por la propia Sra. Giraldo cuando señala en la entrevista publicada ayer en La República que la primera responsabilidad “es del Estado por su displicencia, su desinterés, su indiferencia por lo que pasa en Puno. Como no le damos votos a García, él no atiende a nuestra región”.
Y el reportaje de Uceda admite como causa importante a “la crisis del actual sistema de concesiones (que) se ha deslegitimado e irrita tanto en comunidades andinas como en Ancón”.
Y estas son pues algunas de las cuestiones de fondo que el nuevo gobierno habrá de encarar, tanto para Puno como para todas las regiones del país.
viernes, 24 de junio de 2011
Encuentro Por la Consulta Vinculante, Desarrollo Agrario Sostenible y la Solución a los Conflictos Sociales. Valle del Tambo Arequipa 24 y 25 de Junio
ENCUENTRO ISLAY “ POR LA CONSULTA VINCULANTE DESARROLLO AGRARIO SOSTENIBLE Y LA SOLUCION A CONFLICTOS SOCIALES”
24 y 25 de junio del 2011 VALLE DE TAMBO
Programación día 24-06-2011
8:00 am - 10:00 am: Recepción de delegaciones
10:00 am - 1:00 pm: Visita guiada a nuestro valle y Provincia incluye visita dos agroindustrias de la zona.
2:00 pm: Almuerzo (local comunal del PPJJ Túpac Amaru)
4:00 pm: Coliseo de El Arenal encuentro cultural por el “día del campesino” - Presentación de delegaciones
Programación día 25-06-2011
Salón Consistorial Municipalidad de Cocachacra
8:00 am - 9:00 am: Desayuno (sector arenal)
9:00 am - 1:00 pm: Inauguración evento a cargo del frente amplio de defensa del Valle de Tambo.
Saludo de delegaciones Invitadas y exposicion sobre experiencias de Lucha y Consultas populares
1:00 pm a 2:00 pm: Almuerzo
3:00 pm: Memoria: Una historia de resistencia y cambio por la defensa de nuestro territorio
Testimonios 1 por cada delegación. Plenaria sobre acuerdos y conclusiones sobre:
- Ley de Consulta y su caracter vinculante
- Problemática de Concesiones mineras
PUNTOS DE AGENDA:
Factores de éxito de la lucha y la consulta (unidad, propuestas, difusión y aliados)
Aspectos pendientes de la lucha (victimas, heridos, juicios, concesiones mineras, etc.
Propuesta de desarrollo.
Informes: premiumpj@hotmail.com; nurygac@terra.com.pe
Fonos: 945879966- 958847082 - 959682700
jueves, 23 de junio de 2011
Para cambiar de gobierno/ Carlos Reyna
Un nuevo Presidente no significa automáticamente un cambio de gobierno. Esta idea va contra el sentido común, así que merece alguna explicación.
La elección presidencial hace posible un cambio de gobierno, pero este solo se hace realidad si el Presidente electo conforma un gabinete de ministros que marque sustantivas diferencias con los gabinetes del gobierno saliente.
Claro, puede ocurrir que el nuevo Presidente conforme un gabinete con una composición y una orientación bastante parecidas a las del gobierno anterior. En ese caso, habrá nuevo mandatario pero no nuevo gobierno.
También puede suceder que un Presidente electo disponga un gabinete al gusto de los adversarios a los que derrotó en las urnas. En ese caso, los que eligieron al nuevo Presidente habrán ganado la elección pero perdido el gobierno.
De estas variantes en torno a la subida de un nuevo mandatario y la conformación de un nuevo gabinete están perfectamente enterados quienes suelen merodear los patios interiores del poder.
Por eso el impaciente reclamo de algunos políticos y empresarios para que se designe a un ministro de Economía a su gusto. Ellos saben que el encargado del MEF ha venido siendo la ficha determinante de los gabinetes, una suerte de personificación de la orientación de un gobierno. El verdadero premier, digamos.
Después que ha quedado en evidencia la excesiva precocidad de esta demanda, ahora se escucha otra por parte de los mismos impacientes: que tanto el premier como el ministro de Economía sean figuras “independientes”.
Independientes es la categoría con la que siempre se presentaron a todos los ministros de Economía de los últimos dos gobiernos. Discutible membrete, pues todos ellos siempre estuvieron muchísimo más alineados con ciertos partidos que con otros.
Recordemos el papel de Mercedes Aráoz, PPK y otros colegas suyos, incluido el actual ministro del MEF, en la segunda vuelta.
La última elección tuvo un ganador. El resultado no fue neutro. El mandato del sufragio es que haya no solo nuevo Presidente sino también un gobierno distinto, que rescate a la democracia y a la economía del coto cerrado de unos cuantos. Necesita gabinetes concertadores, sin excesos partidistas, pero no independientes de sus propios compromisos.
La elección presidencial hace posible un cambio de gobierno, pero este solo se hace realidad si el Presidente electo conforma un gabinete de ministros que marque sustantivas diferencias con los gabinetes del gobierno saliente.
Claro, puede ocurrir que el nuevo Presidente conforme un gabinete con una composición y una orientación bastante parecidas a las del gobierno anterior. En ese caso, habrá nuevo mandatario pero no nuevo gobierno.
También puede suceder que un Presidente electo disponga un gabinete al gusto de los adversarios a los que derrotó en las urnas. En ese caso, los que eligieron al nuevo Presidente habrán ganado la elección pero perdido el gobierno.
De estas variantes en torno a la subida de un nuevo mandatario y la conformación de un nuevo gabinete están perfectamente enterados quienes suelen merodear los patios interiores del poder.
Por eso el impaciente reclamo de algunos políticos y empresarios para que se designe a un ministro de Economía a su gusto. Ellos saben que el encargado del MEF ha venido siendo la ficha determinante de los gabinetes, una suerte de personificación de la orientación de un gobierno. El verdadero premier, digamos.
Después que ha quedado en evidencia la excesiva precocidad de esta demanda, ahora se escucha otra por parte de los mismos impacientes: que tanto el premier como el ministro de Economía sean figuras “independientes”.
Independientes es la categoría con la que siempre se presentaron a todos los ministros de Economía de los últimos dos gobiernos. Discutible membrete, pues todos ellos siempre estuvieron muchísimo más alineados con ciertos partidos que con otros.
Recordemos el papel de Mercedes Aráoz, PPK y otros colegas suyos, incluido el actual ministro del MEF, en la segunda vuelta.
La última elección tuvo un ganador. El resultado no fue neutro. El mandato del sufragio es que haya no solo nuevo Presidente sino también un gobierno distinto, que rescate a la democracia y a la economía del coto cerrado de unos cuantos. Necesita gabinetes concertadores, sin excesos partidistas, pero no independientes de sus propios compromisos.
Las izquierdas y Ollanta/ Carlos Reyna
Las izquierdas peruanas han dado un importante aporte a la victoria de OIlanta Humala. No lo pregonan tanto como Toledo, pero así fue, ya sea como grupos de adultos y jóvenes que activaron en las calles, o como figuras que fueron candidatos o asesores en la campaña de Gana Perú.
Para muchos de ellos, lo fundamental era impedir la victoria del fujimorismo, percibida como un retroceso hasta los años noventa. Por eso, para la segunda vuelta, dieron un apoyo casi sin condiciones al nacionalista.
Hoy, los que fueron candidatos y asesores continúan colaborando para un buen arranque del gobierno de Ollanta. Los que hicieron trabajo de calle esperan que este no defraude o, habituados a la gimnasia activista, se preguntan ¿y ahora qué sigue?
Hacen bien de preguntar eso porque, “considerando en frío, imparcialmente”, como diría César Vallejo, con la victoria de Ollanta las izquierdas locales pueden enredarse en una trampa o encontrar una nueva oportunidad.
Una trampa porque pueden terminar disolviéndose a la sombra de un nacionalismo hegemónico, sin cosechar nada de sus posibles éxitos, pero sí pagando la factura por sus eventuales desaciertos.
De hecho, es posible que, si Ollanta hace un buen gobierno, el crédito vaya solamente para él mismo o para su propio partido. Y que, si decepciona, aquello sea atribuido a sus malas compañías, los izquierdistas.
El temor a que pase esto último, y la idea de mantener un bloque antiderecha para defender al nuevo gobierno, podrían llevar a la difuminación de la izquierda. Ojo que para varios izquierdistas, Gana Perú es ahora la izquierda real y no tiene sentido preocuparse por su disolución
Sin embargo, la victoria nacionalista, no solamente no cancela sino que también conlleva una nueva oportunidad de desarrollo para las izquierdas peruanas. Crea un clima y una expectativa de cambios favorables para una nueva agenda de izquierda.
¿Cuál podría ser esa agenda, cuáles sus temas programáticos, sus nuevas campañas, ahora que terminó lo electoral? ¿Es compatible con la concertación anunciada por el presidente electo? Tengo la impresión que quienes más se preguntan esto son los izquierdistas más jóvenes, y por eso, quizás ellos estén más cerca de las respuestas que aquellos que no se preguntan nada.
Para muchos de ellos, lo fundamental era impedir la victoria del fujimorismo, percibida como un retroceso hasta los años noventa. Por eso, para la segunda vuelta, dieron un apoyo casi sin condiciones al nacionalista.
Hoy, los que fueron candidatos y asesores continúan colaborando para un buen arranque del gobierno de Ollanta. Los que hicieron trabajo de calle esperan que este no defraude o, habituados a la gimnasia activista, se preguntan ¿y ahora qué sigue?
Hacen bien de preguntar eso porque, “considerando en frío, imparcialmente”, como diría César Vallejo, con la victoria de Ollanta las izquierdas locales pueden enredarse en una trampa o encontrar una nueva oportunidad.
Una trampa porque pueden terminar disolviéndose a la sombra de un nacionalismo hegemónico, sin cosechar nada de sus posibles éxitos, pero sí pagando la factura por sus eventuales desaciertos.
De hecho, es posible que, si Ollanta hace un buen gobierno, el crédito vaya solamente para él mismo o para su propio partido. Y que, si decepciona, aquello sea atribuido a sus malas compañías, los izquierdistas.
El temor a que pase esto último, y la idea de mantener un bloque antiderecha para defender al nuevo gobierno, podrían llevar a la difuminación de la izquierda. Ojo que para varios izquierdistas, Gana Perú es ahora la izquierda real y no tiene sentido preocuparse por su disolución
Sin embargo, la victoria nacionalista, no solamente no cancela sino que también conlleva una nueva oportunidad de desarrollo para las izquierdas peruanas. Crea un clima y una expectativa de cambios favorables para una nueva agenda de izquierda.
¿Cuál podría ser esa agenda, cuáles sus temas programáticos, sus nuevas campañas, ahora que terminó lo electoral? ¿Es compatible con la concertación anunciada por el presidente electo? Tengo la impresión que quienes más se preguntan esto son los izquierdistas más jóvenes, y por eso, quizás ellos estén más cerca de las respuestas que aquellos que no se preguntan nada.
Seguimos en disputa: Las izquierdas y los" indignados" no podemos quedarnos como espectadores.../Juan Carlos Giles
Seguimos en disputa: Las izquierdas y los" indignados" no podemos quedarnos como espectadores...
de Movimiento por el Poder Popular (MPP), el jueves, 09 de junio de 2011 a las 6:31
Sin duda estamos en un momento complejo, pero habría que dejar en claro que la histeria, los jaloneos, las presiones, los psicosociales, etc. para lograr que el gobierno electo de GANA Perú-Ollanta responda a sus intereses, vienen de la DERECHA y los poderes FACTICOS. Con respeto y afecto por mis amigos y compas que temen las presiones de los ultras de izquierda, estos brillan por su ausencia, son absolutamente marginales o simplemente no están jaloneando.
Seguimos en disputa: Las fuerzas de las izquierdas y los ciudadanos "indignados" no podemos quedarnos como espectadores de la histeria de la derecha. No se trata de contraponer histeria contra histeria, ni mesa que mas aplaude contra la otra, se trata de continuar con las luchas que movilizaron a miles de peruanos en sus casas, en sus barrios, en las conversas con los amigos, en los mensajes de internet, en las marchas por las calles, en los piquetes de dialogo popular, en las intervenciones politicas-culturales, en los grupos de vecinos que se reactivan desde el año pasado, en las multiples formas de "indignación" que se articularon en la dupla de NO a Keiko y si a Ollanta. El gobierno electo tiene su responsabilidad en esta coyuntura, pero los ciudadanos de pie organizados y no organizados, tenemos una responsabilidad igual o mayor. La democracia es MUCHO mas que votar y controlar a las "autoridades", es deliberar, tomar decisiones y ponerlas en practica en nuestras casas, en nuestro barrio, en las AMAPAFAS, en nuestros sindicatos, gremios, etc. Si las autoridades ayudan mucho mejor y si hay dialogo con ellas y con todos los sectores de la sociedad mucho mejor aun. Pero no DEPENDEMOS ni de las autoridades ni los adversarios del cambio social. El sueño se hace a mano y sin permiso (silvio dixit). Estas afirmaciones no son ninguna "ultrada" es lo menos que podemos afirmar en este momento significativo de nuestra historia.
Juan Carlos Giles
de Movimiento por el Poder Popular (MPP), el jueves, 09 de junio de 2011 a las 6:31
Sin duda estamos en un momento complejo, pero habría que dejar en claro que la histeria, los jaloneos, las presiones, los psicosociales, etc. para lograr que el gobierno electo de GANA Perú-Ollanta responda a sus intereses, vienen de la DERECHA y los poderes FACTICOS. Con respeto y afecto por mis amigos y compas que temen las presiones de los ultras de izquierda, estos brillan por su ausencia, son absolutamente marginales o simplemente no están jaloneando.
Seguimos en disputa: Las fuerzas de las izquierdas y los ciudadanos "indignados" no podemos quedarnos como espectadores de la histeria de la derecha. No se trata de contraponer histeria contra histeria, ni mesa que mas aplaude contra la otra, se trata de continuar con las luchas que movilizaron a miles de peruanos en sus casas, en sus barrios, en las conversas con los amigos, en los mensajes de internet, en las marchas por las calles, en los piquetes de dialogo popular, en las intervenciones politicas-culturales, en los grupos de vecinos que se reactivan desde el año pasado, en las multiples formas de "indignación" que se articularon en la dupla de NO a Keiko y si a Ollanta. El gobierno electo tiene su responsabilidad en esta coyuntura, pero los ciudadanos de pie organizados y no organizados, tenemos una responsabilidad igual o mayor. La democracia es MUCHO mas que votar y controlar a las "autoridades", es deliberar, tomar decisiones y ponerlas en practica en nuestras casas, en nuestro barrio, en las AMAPAFAS, en nuestros sindicatos, gremios, etc. Si las autoridades ayudan mucho mejor y si hay dialogo con ellas y con todos los sectores de la sociedad mucho mejor aun. Pero no DEPENDEMOS ni de las autoridades ni los adversarios del cambio social. El sueño se hace a mano y sin permiso (silvio dixit). Estas afirmaciones no son ninguna "ultrada" es lo menos que podemos afirmar en este momento significativo de nuestra historia.
Juan Carlos Giles
Las tareas de la izquierda por venir después del triunfo de Ollanta Humala y Gana Perú/ Alvaro Campana
No acaba de ganar Ollanta Humala las elecciones, y ya los poderes fácticos empiezan a hacer exigencias, a pedir garantías para que nada cambie, quieren ya el nombre del Ministro de Economía y el del Presidente del Banco Central de Reserva, le quieren recordar a todos que Gana Perú está ganando por un estrecho margen y continúan con la campaña de terror financiero a través de los “miedos de incomunicación”. No contentos con el “amansamiento”, ahora pretenden lograr la sujeción absoluta del nuevo gobierno al sacrosanto modelo y la intocabilidad de los privilegios de quienes de manera corrupta y criminal se han beneficiado de él.
¿Qué nos espera ahora? ¿Qué hacer desde una perspectiva de izquierda? No se trata por supuesto de plantear estas preguntas sobre certezas o predicciones absolutas que en la política y en la historia no existen, sino hacerlo desde nuestros anhelos, tratando de pisar fuertemente en la realidad y conscientes que el curso que tomen las cosas dependerá de lo que hagamos o dejemos de hacer en medio de las potencialidades, desafíos y limitaciones de cada situación concreta.
En este sentido, es importante partir por ser conscientes que lo que se ha logrado es una mayoría electoral que no es resultado del ascenso del movimiento y la organización popular; que esta mayoría contiene varias y muchas veces no siempre concordantes demandas y horizontes; que los poderes fácticos están ahí instalados y ejerciendo todo su poder en medio de los constreñimientos que nos plantea el mercado y el monopolio que tienen ahora para generar opinión pública; y que, finalmente, no se tiene una correlación de fuerzas favorable en el congreso para avanzar en un proceso de cambios sustantivos.
Después que ahora se dice “se mantendrá el modelo de crecimiento”, pero con “inclusión social”, veremos si esta fórmula alcanza para atender las demandas de los sectores que luchan contra un modelo económico extractivista; si alcanzará para atender la deuda social que tiene el estado con una población llena de expectativas; y si a la derecha le bastará la fórmula cuando sus intereses sean apenas tocados.
Sin embargo, es necesario decir que se ha producido una inflexión importante que no podemos dejar se revierta. Literalmente “la esperanza venció al miedo”. El consenso autoritario y envilecedor construido sobre la base del miedo, en un “estado de excepción” legitimado después de la brutal guerra interna y la crisis económica que padecimos en los ochentas y que tuvo su expresión más acabada en el fujimorismo, ha empezado a llegar a su fin. Sobre la base de este consenso se desnacionalizó y desdemocratizó el país y se instauró el neoliberalismo, no sólo como modelo económico, sino societal. Lo que Gana Perú y Ollanta Humala expresan para sus electores, son por un lado el cuestionamiento del neoliberalismo como modelo económico excluyente y expoliador, pero por otro su cuestionamiento como forma de convivencia social.
Lo visto en la movilización de miles de militantes “anti-keiko” el 26 de mayo –muchos jóvenes entre ellos- es la expresión de la búsqueda de formas más solidarias, dignificadoras de la vida, más democráticas en la convivencia y en las dinámicas del poder, cuestionadoras a su vez del racismo y del desprecio del otro, que vienen de la mano de nuestra tradición colonial, pero también de la exacerbación que genera el propio neoliberalismo a través del “fascismo social”. La democracia, los derechos humanos, la dignidad, el reconocimiento de la dignidad, la justicia dejan de ser así “abstracciones” para irse convirtiendo en valores que orientan la vida, en demandas concretas de todo tipo de derechos, y en esfuerzos concretos por construir otro tipo de relaciones sociales en todos los ámbitos de la sociedad.
Como dicen algunos politólogos cínicos, los políticos en el poder se deben volver pragmáticos, y desenvolverse de acuerdo a las condiciones que se les presentan. Y de hecho las dinámicas hoy planteadas por el proceso de globalización neoliberal, sumida en una tremenda crisis de funcionamiento y legitimidad, y que tiene sus brazos en los poderes fácticos (medios, organismos multilaterales, transnacionales, etc); y, la correlación de fuerzas en el país en la que está esa otra mitad de peruanos que fueron “beneficiados” por las políticas focalizadas del fujimorismo y que conocieron al Estado gracias a sus dádivas, aquellos que por susto o por interés prefieren que nada se toque y todo se quede como está ante el espejismo de un crecimiento que esperan de acá a una décadas finalmente chorreará, sin importar para ello sacrificar la democracia, la ética o la moral, plantean limitaciones que se debe saber enfrentar.
Esto puede desembocar en que el nuevo gobierno se dedique a gestionar lo que hay, es decir constituirse en un garante de la gobernabilidad neoliberal, con “más inclusión”; o que se atreva a hacer aunque sea algunas moderadas reformas que abran el camino para construir una correlación social y política más favorable para construir una alternativa al neoliberalismo y una democracia de mayor intensidad.
Sin duda, las cosas para quienes creemos más en lo segundo no son fáciles. La dinámica gubernamental puede cooptar las energías sociales movilizadas y cerrarle un espacio a un proyecto más a la izquierda en nombre de la “unidad” y la “concertación”. Pero también, puede ser que estemos en condiciones en las que sea posible seguir demoliendo el sentido común neoliberal, en que se pueda desplegar la organización social y popular, y se reconquisten algunos derechos tanto en el plano del reconocimiento como de la redistribución y se avance hacia la construcción de un poder social alternativo.
Estamos ante el inicio de un proceso en el que la izquierda (por venir), si quiere contribuir a la transformación del país, deberá en cualquier escenario desenvolverse en una táctica de alianza y lucha, contribuyendo desde diversos campos a inclinar el proceso abierto con este triunfo electoral hacia la izquierda, convencida además que si bien es cierto el nacionalismo es en el caso latinoamericano un discurso y una propuesta cercana, no la diluye como proyecto y programa.
Pero además tendrá las siguientes tareas ineludibles: a) Sumergirse en la (re) construcción del campo popular, de los movimientos sociales, desde sus organizaciones de base desde una perspectiva transformadora y radical, lo que implica la edificación de una nueva cultura política radicalmente democrática y contra hegemónica. b) Impulsar experiencias participativas de gestión popular en los diversos gobiernos locales y regionales donde se tenga presencia. c) Acompañar y contribuir a la articulación y generación de dinámicas de interaprendizaje de las luchas sociales y a la conformación de una plataforma amplia de lucha de los de abajo. d) Seguir contribuyendo a la formulación colectiva de un nuevo proyecto político para el país, y una reforma moral e intelectual. d) Generar sus propios medios de comunicación y contribuir a la democratización de los mismos. e) Construir un instrumento político social y cultural que, desde la democracia radical y la reivindicación de la soberanía popular, el poder popular, la justicia social y ecológica, el reconocimiento de la diversidad, la integración solidaria de los pueblos y el multilateralismo, constituyéndose en un factor de articulación, de actuación con una perspectiva estratégica de un proyecto antineoliberal y anticapitalista, pos extractivista y plurinacional para nuestro país.
¿Qué nos espera ahora? ¿Qué hacer desde una perspectiva de izquierda? No se trata por supuesto de plantear estas preguntas sobre certezas o predicciones absolutas que en la política y en la historia no existen, sino hacerlo desde nuestros anhelos, tratando de pisar fuertemente en la realidad y conscientes que el curso que tomen las cosas dependerá de lo que hagamos o dejemos de hacer en medio de las potencialidades, desafíos y limitaciones de cada situación concreta.
En este sentido, es importante partir por ser conscientes que lo que se ha logrado es una mayoría electoral que no es resultado del ascenso del movimiento y la organización popular; que esta mayoría contiene varias y muchas veces no siempre concordantes demandas y horizontes; que los poderes fácticos están ahí instalados y ejerciendo todo su poder en medio de los constreñimientos que nos plantea el mercado y el monopolio que tienen ahora para generar opinión pública; y que, finalmente, no se tiene una correlación de fuerzas favorable en el congreso para avanzar en un proceso de cambios sustantivos.
Después que ahora se dice “se mantendrá el modelo de crecimiento”, pero con “inclusión social”, veremos si esta fórmula alcanza para atender las demandas de los sectores que luchan contra un modelo económico extractivista; si alcanzará para atender la deuda social que tiene el estado con una población llena de expectativas; y si a la derecha le bastará la fórmula cuando sus intereses sean apenas tocados.
Sin embargo, es necesario decir que se ha producido una inflexión importante que no podemos dejar se revierta. Literalmente “la esperanza venció al miedo”. El consenso autoritario y envilecedor construido sobre la base del miedo, en un “estado de excepción” legitimado después de la brutal guerra interna y la crisis económica que padecimos en los ochentas y que tuvo su expresión más acabada en el fujimorismo, ha empezado a llegar a su fin. Sobre la base de este consenso se desnacionalizó y desdemocratizó el país y se instauró el neoliberalismo, no sólo como modelo económico, sino societal. Lo que Gana Perú y Ollanta Humala expresan para sus electores, son por un lado el cuestionamiento del neoliberalismo como modelo económico excluyente y expoliador, pero por otro su cuestionamiento como forma de convivencia social.
Lo visto en la movilización de miles de militantes “anti-keiko” el 26 de mayo –muchos jóvenes entre ellos- es la expresión de la búsqueda de formas más solidarias, dignificadoras de la vida, más democráticas en la convivencia y en las dinámicas del poder, cuestionadoras a su vez del racismo y del desprecio del otro, que vienen de la mano de nuestra tradición colonial, pero también de la exacerbación que genera el propio neoliberalismo a través del “fascismo social”. La democracia, los derechos humanos, la dignidad, el reconocimiento de la dignidad, la justicia dejan de ser así “abstracciones” para irse convirtiendo en valores que orientan la vida, en demandas concretas de todo tipo de derechos, y en esfuerzos concretos por construir otro tipo de relaciones sociales en todos los ámbitos de la sociedad.
Como dicen algunos politólogos cínicos, los políticos en el poder se deben volver pragmáticos, y desenvolverse de acuerdo a las condiciones que se les presentan. Y de hecho las dinámicas hoy planteadas por el proceso de globalización neoliberal, sumida en una tremenda crisis de funcionamiento y legitimidad, y que tiene sus brazos en los poderes fácticos (medios, organismos multilaterales, transnacionales, etc); y, la correlación de fuerzas en el país en la que está esa otra mitad de peruanos que fueron “beneficiados” por las políticas focalizadas del fujimorismo y que conocieron al Estado gracias a sus dádivas, aquellos que por susto o por interés prefieren que nada se toque y todo se quede como está ante el espejismo de un crecimiento que esperan de acá a una décadas finalmente chorreará, sin importar para ello sacrificar la democracia, la ética o la moral, plantean limitaciones que se debe saber enfrentar.
Esto puede desembocar en que el nuevo gobierno se dedique a gestionar lo que hay, es decir constituirse en un garante de la gobernabilidad neoliberal, con “más inclusión”; o que se atreva a hacer aunque sea algunas moderadas reformas que abran el camino para construir una correlación social y política más favorable para construir una alternativa al neoliberalismo y una democracia de mayor intensidad.
Sin duda, las cosas para quienes creemos más en lo segundo no son fáciles. La dinámica gubernamental puede cooptar las energías sociales movilizadas y cerrarle un espacio a un proyecto más a la izquierda en nombre de la “unidad” y la “concertación”. Pero también, puede ser que estemos en condiciones en las que sea posible seguir demoliendo el sentido común neoliberal, en que se pueda desplegar la organización social y popular, y se reconquisten algunos derechos tanto en el plano del reconocimiento como de la redistribución y se avance hacia la construcción de un poder social alternativo.
Estamos ante el inicio de un proceso en el que la izquierda (por venir), si quiere contribuir a la transformación del país, deberá en cualquier escenario desenvolverse en una táctica de alianza y lucha, contribuyendo desde diversos campos a inclinar el proceso abierto con este triunfo electoral hacia la izquierda, convencida además que si bien es cierto el nacionalismo es en el caso latinoamericano un discurso y una propuesta cercana, no la diluye como proyecto y programa.
Pero además tendrá las siguientes tareas ineludibles: a) Sumergirse en la (re) construcción del campo popular, de los movimientos sociales, desde sus organizaciones de base desde una perspectiva transformadora y radical, lo que implica la edificación de una nueva cultura política radicalmente democrática y contra hegemónica. b) Impulsar experiencias participativas de gestión popular en los diversos gobiernos locales y regionales donde se tenga presencia. c) Acompañar y contribuir a la articulación y generación de dinámicas de interaprendizaje de las luchas sociales y a la conformación de una plataforma amplia de lucha de los de abajo. d) Seguir contribuyendo a la formulación colectiva de un nuevo proyecto político para el país, y una reforma moral e intelectual. d) Generar sus propios medios de comunicación y contribuir a la democratización de los mismos. e) Construir un instrumento político social y cultural que, desde la democracia radical y la reivindicación de la soberanía popular, el poder popular, la justicia social y ecológica, el reconocimiento de la diversidad, la integración solidaria de los pueblos y el multilateralismo, constituyéndose en un factor de articulación, de actuación con una perspectiva estratégica de un proyecto antineoliberal y anticapitalista, pos extractivista y plurinacional para nuestro país.
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