Las izquierdas peruanas han dado un importante aporte a la victoria de OIlanta Humala. No lo pregonan tanto como Toledo, pero así fue, ya sea como grupos de adultos y jóvenes que activaron en las calles, o como figuras que fueron candidatos o asesores en la campaña de Gana Perú.
Para muchos de ellos, lo fundamental era impedir la victoria del fujimorismo, percibida como un retroceso hasta los años noventa. Por eso, para la segunda vuelta, dieron un apoyo casi sin condiciones al nacionalista.
Hoy, los que fueron candidatos y asesores continúan colaborando para un buen arranque del gobierno de Ollanta. Los que hicieron trabajo de calle esperan que este no defraude o, habituados a la gimnasia activista, se preguntan ¿y ahora qué sigue?
Hacen bien de preguntar eso porque, “considerando en frío, imparcialmente”, como diría César Vallejo, con la victoria de Ollanta las izquierdas locales pueden enredarse en una trampa o encontrar una nueva oportunidad.
Una trampa porque pueden terminar disolviéndose a la sombra de un nacionalismo hegemónico, sin cosechar nada de sus posibles éxitos, pero sí pagando la factura por sus eventuales desaciertos.
De hecho, es posible que, si Ollanta hace un buen gobierno, el crédito vaya solamente para él mismo o para su propio partido. Y que, si decepciona, aquello sea atribuido a sus malas compañías, los izquierdistas.
El temor a que pase esto último, y la idea de mantener un bloque antiderecha para defender al nuevo gobierno, podrían llevar a la difuminación de la izquierda. Ojo que para varios izquierdistas, Gana Perú es ahora la izquierda real y no tiene sentido preocuparse por su disolución
Sin embargo, la victoria nacionalista, no solamente no cancela sino que también conlleva una nueva oportunidad de desarrollo para las izquierdas peruanas. Crea un clima y una expectativa de cambios favorables para una nueva agenda de izquierda.
¿Cuál podría ser esa agenda, cuáles sus temas programáticos, sus nuevas campañas, ahora que terminó lo electoral? ¿Es compatible con la concertación anunciada por el presidente electo? Tengo la impresión que quienes más se preguntan esto son los izquierdistas más jóvenes, y por eso, quizás ellos estén más cerca de las respuestas que aquellos que no se preguntan nada.
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