martes, 9 de julio de 2013

Pronunciamiento



POR UNA NUEVA LEY UNIVERSITARIA

CON DEBATE Y PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL

NI ANR – NI CONFIEP

Los jóvenes universitarios de distintas organizaciones políticas nos expresamos ante la coyuntura de una Nueva Ley Universitaria:

1.       Rechazamos la situación en la que nos encontramos los estudiantes y las Universidades bajo una concepción neoliberal de la educación, donde somos clientes de una empresa-universidad. Lo que ha generado abandono del estado, mercantilización, mediocridad y corrupción.
 

2.       Alertamos que las universidades no están siendo pensadas como instituciones que promuevan la participación estudiantil en el debate sobre el país queremos, por el contrario, se impide el cuestionamiento o crítica al modelo actual.
 

3.       Informamos que nuestra participación como estudiantes en el gobierno universitario es cada vez más obstruida o, simplemente, anulada, impidiendo que seamos agentes críticos en un debate nacional sobre la universidad y la educación que el país necesita.

 
4.       Señalamos que estamos de acuerdo con la implementación de una Nueva Ley Universitaria, pero que sea producto de un debate nacional con participación estudiantil y buscando una universidad que construya un país con justicia social.
                                                              

5.       Demandamos una universidad que promueva y defiende el derecho a la educación, planteamiento que no se toma en cuenta ni en la actual Ley Universitaria ni en la Nueva Ley Universitaria que se debate en la Comisión del Congreso.
 

6.       Defendemos la gratuidad de la enseñanza en las universidades públicas por derecho, en particular el acceso de los más pobres a una educación de calidad académica y con perspectiva crítica de país.

 
7.       Respaldamos la autonomía de la universidad, pero no una autonomía autista, sino con participación estudiantil en el cogobierno, que esté contra cualquier tipo de impunidad y corrupción.

8.       Apoyamos una Autoridad Universitaria con participación y verdadera representación estudiantil de las universidades a nivel nacional, que abra el proceso de debate sobre la educación y el país que queremos.

9.       Reclamamos la libertad de cátedra libremente organizada por los estudiantes, algo que lamentablemente se obstaculiza en muchas universidades del país.


Lima, Julio 2013

Colectivo La Ruiz
Movimiento por el Poder Popular
Izquierda Universitaria - PUCP
La Unidad
Ciudadanos por el Cambio
Fuerza Ciudadana
Partido Socialista
Fuerza Social
Tierra y Libertad

 

4 de julio: ¡Todos a las calles, Jornada Nacional de Lucha!


Foto: JC Michi
 
A casi dos años del inicio del mandato de Ollanta Humala, es una verdad incuestionable que su gobierno encarna, en lo fundamental, el continuismo neoliberal instalado por la dictadura fujimorista hace dos décadas, incumpliendo sus promesas de Gran Transformación e incluso también de la llamada “hoja de ruta”, para beneplácito de los grupos de poder. En ese sentido, el actual gobierno, imitador de las administraciones que le precedieron, no ha hecho sino favorecer a los grandes poderosos, las grandes corporaciones extranjeras, principalmente a las vinculadas al sector extractivo (minerales, petróleo, gas, etc.), desatendiendo la amplia demanda por una efectiva protección de los derechos ambientales y sociales de los ciudadanos de nuestro país.

 ¿Quiénes son los más perjudicados con la continuidad del modelo neoliberal? Pues son los campesinos, pueblos indígenas, trabajadores, estudiantes, mujeres, gays, lesbianas, etc. quienes han sufrido por siglos los flagelos de la pobreza y la exclusión. 

En estos años de gobierno no se ha modificado en absoluto la matriz extractiva, que basa el crecimiento económico en un boom exportador pero que la recesión mundial hace de ese “desarrollo” tener pies de barro. Tampoco ha cambiado la situación en el sector agrario neolatifundista, en donde el gobierno ha continuado una política concentradora de tierras, desplazando a los pequeños y medianos agricultores en favor de los grandes conglomerados. 

El gobierno también muestra su política antipopular en el aspecto laboral, ya que la reciente aprobación de la Ley del Servicio Civil, en lugar de ampliar o consolidar derechos de los trabajadores, los recorta, como el derecho a huelga y a la sindicalización, haciendo oídos sordos de las demandas de los trabadores de todas las centrales y gremios, mostrando una vez más para qué intereses legisla. Este gobierno arremete contra los estudiantes al promover la Ley de Reforma Universitaria sin su consulta, contra las mujeres con las modificaciones en el Código del Niño y Adolescente, contra los jóvenes al promover anteriormente la Ley del Servicio Militar Obligatorio y contra los campesinos cajamarquinos y todo el pueblo peruano frente al proyecto Conga.

Por todo ello, el pasado 4 de julio los trabajadores, los estudiantes, las mujeres, la comunidad LGTB, todos los pueblos del Perú nos movilizamos frente al fracaso del gobierno que se dice nacionalista pero que cada vez se muestra como un proyecto sin sustancia y sin mayor norte que flotar sobre la receta neoliberal, con los poderes fácticos como sus guardianes, actuando contrariamente a sus propuestas electorales.

Estamos convencidos que hoy más que nunca es imprescindible construir una alternativa que construya organización del pueblo, de todos y todas, orientada a construir una alternativa a este modelo. Este proceso requiere una expresión política que sin sectarismos construya la más amplia unidad del pueblo peruano y que refleje la promesa de vida que como señalaba el Amauta Mariátegui, peruanice el Perú. En ese contexto, el Movimiento por el Poder Popular, como miembro integrante de la Confluencia por Lima, expresión local del Frente Amplio, hace un llamado a conformar de manera urgente la unidad –aquí y ahora- en el movimiento, desde abajo, con los sectores movilizados.

Crímenes de odio y la perversidad del Congreso de la República


 
El pasado viernes en la UNMSM se realizó la intervención “Alfombra Roja” para denunciar el retroceso sistemático en derechos sexuales, reproductivos y de la población LGBTI que se viene dando desde el Congreso de la Republica. La alfombra recorrió diferentes facultades en las que se consiguió informar y también provocar una reflexión sobre el tema en cuestión en docentes, estudiantes y trabajadores, reflexión y apertura propia de un centro de estudios desde donde se supone se elaboran las propuestas de transformación social. Durante la intervención un efectivo de seguridad de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas negó el ingreso de los y las manifestantes “porque si eres lesbiana o gay no puedes entrar acá”, a sus palabras le sucedió el hostigamiento “vas a ser infeliz, tu cuerpo es para tener hijos” no sin encontrar reacción. Más allá de lo violento de la situación específica lo manifestado por el vigilante es en realidad una muestra y hasta un deseo de gran parte de la población que considera a las orientaciones no heterosexuales como aberrantes. La sociedad actuó a través de él. Evidencias de ello hay muchas, van desde las conversaciones jocosas entre patas, anhelos matrimoniales de padres para con sus hijos, la obligatoriedad maternal de la mujer, el humor cotidiano y el transmitido masivamente a través de grandes medios de comunicación que como paquete simbólico constituyen en herramienta de normalización y exclusión.

Situaciones similares suceden todos los días, en la universidad, el trabajo, los servicios de salud y hasta dentro del mismo hogar del agredido. La discriminación a personas LGTBI es una de las más violentas y naturalizadas, el pensamiento general de la sociedad continua avalando estos atentados y ante hechos expresos de marginación y daño los niega, minimiza o invisibiliza. No existe sanción alguna, pese a que el perjuicio que ocasionan la discriminación y violencia hacia LGTBI llega a desembocar hasta en la muerte. En el Perú se calcula que al año suceden 50 crímenes de odio por orientación sexual y pese a tal fatídica cifra el Congreso de la República decidió omitir ambas categorías dentro del proyecto de ley que busca sancionar como agravantes los crímenes cometidos por discriminación.

Esta desafortunada sentencia fue promovida por los sectores más conservadores representados en Julio Rosas y Humberto Lay, y avalada por la mayoría de parlamentarios, incluso de los partidos que se presentaban como los más progresistas. Uno de los argumentos de los evangelistas es que si ya se sanciona todo tipo de discriminación, al enfatizar una, ya se está discriminando al otro.

Si bien hay discriminación por distintos motivos, como la racial, o por condición de clase u origen geográfico, estos actos, hoy, encuentran además de una sanción legal una reacción más contundente de parte de la opinión pública, entiéndase como sanción social,  y tienen cabida en los medios de comunicación. Ya que se han implantado en la subjetividad como algo inmoral. Esta situación se ha conseguido no solamente por  educación como propone Lay sino por una constante lucha de sectores largamente discriminados que han logrado incorporar sus demandas específicas en la legislación. Sin embargo la discriminación por orientación sexual todavía se toma como algo anecdótico. Anecdóticos y justificados también son los crímenes de odio.

Y no es verdad que “no es una creencia lo que se impone sino el principio de equidad” como dice Rosas. Es una creencia, sí,  y es perverso asumir que se sale a la calle en igualdad de condiciones. La consumación del asesinato misógino o por orientación sexual viene precedido de un estado permanente de miedo, de sensación de riesgo de ser violada, golpeado, acosado a cada paso que se da y más cuando la institucionalidad estatal se disipa en los sectores populares con acceso limitado a información sobre derechos,  a la justicia, a educación, a medios de comunicación, y donde esta ausencia estatal es reemplazada por las instituciones evangélicas. ¿No será este el verdadero interés de los sectores políticos más conservadores?

Es urgente, ahora más que nunca, dar una batalla frontal ante el avance conservador que busca, no el bienestar general de población, sino  el control de nuestros cuerpos y mentes.

El desafío del movimiento estudiantil: dejar de estar a la defensiva y luchar por una nueva reforma universitaria


 

Son varios ya los años que tenemos padeciendo el deterioro de la universidad y la educación superior en general. Las causas de este deterioro son de diversa índole: la pérdida de su relevancia en el quehacer nacional como productora de conocimiento o dotadora de cuadros profesionales; su falta de pertinencia para relacionarse con la realidad y los problemas sociales; su mediocridad académica; sus limitaciones institucionales habiéndose configurado un sistema político perverso que reproduce la corrupción y el clientelismo; su conversión en un vil negocio tanto en las universidades con fines de lucro en la mayoría de los casos son una estafa, con posgrados incluidos, como en las universidades públicas que en nombre de la proyección social o brindar servicios son negocios privados.

 

El marco institucional de este deterioro han sido la vieja ley universitaria que ya no responde  a los desafíos actuales de la educación superior, y el régimen que propició el fujimorismo con la multiplicación de las universidades con fines de lucro de manera descontrolada y bajo la forma más salvaje de “libre mercado”. Se han producido algunas iniciativas de cambio, sin embargo, estas siempre han sido de poca profundidad, abordando aspectos bastante parciales de la problemática, mientras que los actores universitarios han estado fundamentalmente a la defensiva, unos para defender el estatus quo de la decadencia, otros por simple “defensismo”, sin la capacidad de articular propuestas que permitan el impulso de una reforma más amplia, en nombre de la “autonomía”, “la gratuidad” y el rechazo de la privatización aunque en los hechos esta se ha ido produciendo. En ese sentido, estos últimos actúan reactivamente cada vez que hay alguna iniciativa de cambio, sea de cualquier signo.

 

Sin ánimos de caer en discursos “corporativos” que tratan de levantar los intereses de algún estamento universitario, la energía demostrada en las últimas movilizaciones contra la discusión de una nueva ley, pero también su rechazo al actual orden de cosas,

debería convertir a los estudiantes en protagonistas de un profundo cambio en la educación superior. Ellos deberían ser los más interesados en mejorar la calidad de su educación.

 

Sin embargo, para ello, será necesario emprender una profunda discusión que ponga realmente los puntos sobre las íes. Lamentablemente las organizaciones estudiantiles, o gremiales no han estado a la altura de esto. Es necesario, por ello, que al calor de la lucha, las diversas organizaciones desarrollen desde la discusión de una agenda de reforma de la universidad y se constituyan los sujetos de cambio. Más allá de las intenciones buenas o malas de la actual propuesta de ley en discusión, su mayor problema es haber sido incapaz de promover un verdadero debate al respecto, una movilización en torno a ello, además de hacerlo desde un espacio, como es el Congreso, que la mayoría de la ciudadanía siente como ajeno. No basta quedarnos pues con una lógica defensiva. ¿Se podrá esta vez cambiar la situación crítica en que están las universidades y la educación superior en general?

 

Algunos puntos de agenda para reformar la universidad peruana

 

1.      ¿Las universidades son sólo de los universitarios? Autonomía si, autismo no.

Las universidades peruanas no sólo son de los universitarios, menos de los negociantes que se enriquecen con ellas incluidos muchos de los rectores de la Asamblea Nacional de Rectores que en sus diversos regímenes, sean públicas o privadas, son parte del actual desastre universitario. La autonomía tiene dos propósitos: darse sus propios fines y ser capaces de autogobernarse. Sin embargo, estos propósitos no se desarrollan ni deben desarrollarse al margen de lo que ocurre en la sociedad y en el país. La relación con los actores estatales y de la sociedad civil, en sus diversos niveles, es fundamental y la universidad debe rendirles cuentas tanto en lo económico como en lo que atañe a su labor. Se debe pues convocar el compromiso de esos actores sociales, y de la sociedad civil regional y nacional, como se debe exigir el compromiso del Estado con el financiamiento, la fiscalización y el control de calidad de las actividades universitarias. El peso mayoritario en cualquier órgano de orientación, planificación y control de las políticas públicas en torno a la universidad y la educación superior debe estar en los actores universitarios, pero no sólo en ellos. Los movimientos sociales, las organizaciones gremiales, los gobiernos sub-nacionales, los actores económicos, los colegios profesionales junto a las autoridades educativas también deben participar.

 

2.       Rescatar las universidades públicas, acabar con las universidades con fines de lucro.

Se debe detener la privatización pasiva y activa de la universidad. La privatización pasiva que se viene produciendo a través de las “pre”, de los servicios como los cursos con auspicio de la universidad para lograr certificaciones de diverso tipo, son parte de los negocios privados de autoridades y miembros de las universidades. Las universidades con fines de lucro, en su gran mayoría, han contribuido al total deterioro de la calidad universitaria. La universidad privada debe existir, más debe eliminarse la universidad que tiene por objeto el lucro. Por otra parte, es necesario que el Estado invierta para la investigación en las universidades orientado fines para ello, así como a mejorar sus diversos servicios.

 

3.       Reformar el sistema político de la universidad.

Las elecciones libres y universales para la elección de autoridades y representantes de los diversos estamentos, es urgente y necesaria. Los rectores de las universidades dicen que estas elecciones politizarían aún más a las universidades. Esto no hace sino demostrar que le temen a la democracia para gobernar la universidad y que están más interesados en salvaguardar sus propios intereses. El voto universal permitirá romper con la lógica perversa que genera la elección indirecta que permite la compra y venta de votos y favorecer a las clientelas.

 

4.      Generar nuevas prácticas de lo universitario. Construir poder popular desde la universidad para la transformación social.

Los problemas de fondo no sólo los resolverá una ley. Se requiere de una gran discusión constituyente de lo universitario que permita elaborar de manera colectiva un diagnóstico de la universidad y las estrategias a desarrollar para afrontar sus problemas y desafíos. Pero, incluso más allá de esto, no habrá cambios de fondo si es que no empezamos a trascender lo universitario como un simple espacio de formación en el que se presta un servicio, en el que los estudiantes son clientes que van a ejercer un derecho solamente individual. Requerimos de una universidad al servicio de la transformación social, que a través del desarrollo de nuevas epistemologías en perspectivas más interculturales, de metodologías de reflexión-investigación-acción-participativa, ya  través de la organización, acompañe procesos de construcción de alternativas sociales en los diversos ámbitos y campos. La universidad debe ser un epicentro de experimentación, un laboratorio en el que los saberes académicos sean capaces de dialogar con los saberes populares y abordar los problemas concretos de comunidades, emprendimientos, movimientos sociales, territorios, etc. a través de talleres, cátedras libres, investigaciones colectivas. Esto permitirá generar una nueva correlación de fuerzas que le darán un sentido emancipatorio a las prácticas universitarias y sostener las reformas institucionales que se precisan.