Foto: JC Michi
A casi dos años del inicio del mandato de Ollanta Humala,
es una verdad incuestionable que su gobierno encarna, en lo fundamental, el
continuismo neoliberal instalado por la dictadura fujimorista hace dos décadas,
incumpliendo sus promesas de Gran Transformación e incluso también de la
llamada “hoja de ruta”, para beneplácito de los grupos de poder. En ese sentido, el actual gobierno,
imitador de las administraciones que le precedieron, no ha hecho sino favorecer a los grandes poderosos, las grandes corporaciones
extranjeras, principalmente a las vinculadas al sector extractivo (minerales,
petróleo, gas, etc.), desatendiendo la amplia demanda por una efectiva
protección de los derechos ambientales y sociales de los ciudadanos de nuestro
país.
¿Quiénes son los más perjudicados con la
continuidad del modelo neoliberal? Pues son los campesinos, pueblos indígenas,
trabajadores, estudiantes, mujeres, gays, lesbianas, etc. quienes han sufrido
por siglos los flagelos de la pobreza y la exclusión.
En estos años de gobierno no se ha modificado en absoluto
la matriz extractiva, que basa el crecimiento económico en un boom exportador
pero que la recesión mundial hace de ese “desarrollo” tener pies de barro.
Tampoco ha cambiado la situación en el sector agrario neolatifundista, en donde
el gobierno ha continuado una política concentradora de tierras, desplazando a
los pequeños y medianos agricultores en favor de los grandes
conglomerados.
El gobierno también muestra su política antipopular en el
aspecto laboral, ya que la reciente aprobación de la Ley del Servicio Civil, en
lugar de ampliar o consolidar derechos de los trabajadores, los recorta, como
el derecho a huelga y a la sindicalización, haciendo oídos sordos de las
demandas de los trabadores de todas las centrales y gremios, mostrando una vez
más para qué intereses legisla. Este gobierno arremete contra los
estudiantes al promover la Ley de Reforma Universitaria sin su consulta, contra
las mujeres con las modificaciones en el Código del Niño y Adolescente, contra los
jóvenes al promover anteriormente la Ley del Servicio Militar Obligatorio y
contra los campesinos cajamarquinos y todo el pueblo peruano frente al proyecto
Conga.
Por todo ello, el pasado 4 de julio los trabajadores, los
estudiantes, las mujeres, la comunidad LGTB, todos los pueblos del Perú nos movilizamos
frente al fracaso del gobierno que se dice nacionalista pero que cada vez se
muestra como un proyecto sin sustancia y sin mayor norte que flotar sobre la
receta neoliberal, con los poderes fácticos como sus guardianes, actuando
contrariamente a sus propuestas electorales.
Estamos convencidos que hoy más que nunca es
imprescindible construir una alternativa que construya organización del pueblo,
de todos y todas, orientada a construir una alternativa a este modelo. Este
proceso requiere una expresión política que sin sectarismos construya la más
amplia unidad del pueblo peruano y que refleje la promesa de vida que como
señalaba el Amauta Mariátegui, peruanice el Perú. En ese contexto, el Movimiento
por el Poder Popular, como miembro integrante de la Confluencia por Lima,
expresión local del Frente Amplio, hace un llamado a conformar de manera
urgente la unidad –aquí y ahora- en el movimiento, desde abajo, con los
sectores movilizados.
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